lunes, 27 de enero de 2014

Actos premeditados

Hace tiempo escribí sobre el libro "Calibán y la Bruja". Hablaba de las tierras comunales y cómo se habían privatizado y cómo esa privatización había perjudicado a las comunidades y muy especialmente a las mujeres de esas comunidades. Aquí un artículo sobre cómo sucede esto: "Así ha expulsado una empresa española a 600 personas de sus tierras en Guinea Bissau" (de eldiario.es).

También hablaba de cómo atacando a las mujeres se ataca a las comunidades. Y de la relación entre machismo y racismo y de cómo suceden por lo mismo y persiguen los mismos objetivos: dividir y debilitar a la población. Aquí otro artículo que lo refleja: "Las exiliadas del ‘femigenocidio’" (de Píkara Magazine). Un breve fragmento:

"Para ejecutar dicha campaña, las mujeres fueron nombradas el enemigo interno y el blanco de todo tipo de violaciones, bajo la idea de si quieres acabar con un sector de la población, acaba con sus mujeres y acabarás con todo. Actos premeditados y misóginos fruto de una política de Estado que utilizó el cuerpo de las mujeres como campo de batalla y que acabó con la vida de más de cien mil."

Lo que tiene Calibán y la Bruja es que cambia la perspectiva y permite ver cosas como éstas de otra manera, con más contexto, como parte de un proceso algo más complejo que meros casos aislados que se van repitiendo.

martes, 21 de enero de 2014

Hablar bien

"No solo se trata de hablar, se trata de hablar bien."

Hace poco me di cuenta que tanto darle vueltas a todo esto de las relaciones, el amor, el poliamor, etc. sí que me había servido de algo. En realidad son pequeñas cosas, pero las pequeñas cosas importan.

He estado viendo el vídeo de Victoria Rosa sobre cómo iniciarse en las relaciones abiertas (o en la no-monogamia en general). Me ha gustado básicamente la parte en la que hablan de comunicación, y señalan especialmente eso, que no se trata solo de ponerse a hablar, sino de hablar bien. Me recuerda a esa frase que leí hace años quien-sabe-donde, "no me quieras mucho, quiéreme bien". Señalan, por ejemplo, las inercias de pelearse, o de imponer posiciones, o de callar y cerrarse en banda.

Me he acordado de S. y de esa vez en la que nos pusimos a discutir por algo que no recuerdo. Y yo me puse en modo agresivo absurdo. Y ella me paró los pies y me cambió el chip completamente. Y me di cuenta de lo que estaba haciendo y de lo ridículo de la situación. Me había puesto en modo agresivo absurdo por la sencilla razón de que creía que era lo que tenía que hacer, es lo que pasa en las películas cuando una pareja discute (o dos personas que se quieren en general), que empiezan a atacarse mutuamente y cierran la puerta a cualquier posible comunicación sana. Y luego se arrepienten, pero ya es tarde... y lo pasan mal mucho rato, pero luego se reconcilian y entonces es todo precioso y superemocionante.

Cuánta mierda que he visto en mi vida...

Desde ese episodio con S. que trato de no olvidar en ningún momento que no quiero hacer lo que no quiero hacer. Es decir, si quiero a otra persona, así en general, no quiero hacerle daño, así que debo tratar de evitar comportarme como si quisiera hacérselo. Supongo que no siempre lo consigo, pero por lo menos la idea está ahí.

Y aun así Victoria Rosa insiste en que lo primero es ponerse a hablar. Que seguramente de entrada (y no solo de entrada) cometeremos errores, pero aun así hay que ponerse a ello.

Y aquí me he acordado de esa vez en la que me puse muy muy muy celosa con D. Ya habíamos decidido intentar un algo no monógamo. Y me sentí terriblemente celosa y creí que jamás de los jamases sería capaz de superarlo y que había cometido un terrible error creyendo que sí. Y me acordé de los sabios consejos que había leído sobre relaciones poliamorosas. Y decidí hacer lo que siempre decían: hablar. Así que se lo conté. Fíjate que tontería, solo eso, se lo conté. Y me respondió. Y por arte de magia, el 99% de los celos desaparecieron.

Puntos indispensables (no necesariamente en este orden):
- Saber por qué lo haces
- Comunicarse, a pesar de los miedos
- Tratar de comunicarse bien, empatizando con la/s otra/s persona/s
- Intentar saber qué es lo que quieres y qué es lo que no (marcar las líneas rojas)

Poco a poco he ido aprendiendo más sobre qué tipo de relaciones busco. Y lo he hecho extensivo a todo tipo de relaciones, incluyendo amistades, familia, gente-a-la-que-veo-a-veces, etc. 

Por ahora el precio ha sido bastante alto, porque hay varias personas que eran importantes para mí a las que he alejado... De momento no he cerrado la puerta a nadie, y espero no tener que hacerlo, aunque si se da el caso aplicaré mi máxima de "lo importante son las personas, no las relaciones". Mejor que cada cual vaya por su lado que tratar de mantener una relación que solo nos hace daño... Y el balance no es tampoco tan malo, porque también he podido acercar a otras personas, y espero poder seguir en esa línea.

viernes, 3 de enero de 2014

Cuestionarse

La mosca cojonera cuenta que esto del poliamor o de las relaciones no-normativas puede ser más complicado de lo que parece de entrada (partes 1, 2 y 3). Creo que está bien tenerlo en cuenta, tomar decisiones pensándolas un poco y poder recordar las propias razones cuando las cosas se complican. Muy especialmente esto último, las cosas tarde o temprano se complicarán, así que más vale que sepas por qué lo haces. No es la primera vez que leo comentarios suyos en la misma línea...

Cuando escribí "soy bisexual" por primera vez en algún lugar de internet, alguien anónimamente me respondió que no siempre el camino más complicado es el bueno, es decir, sugiriendo que quizá me equivocaba, que quizá para mi era mejor un camino más fácil, es decir, que igual era yo hetero y estaba autoconvenciéndome de ser bisexual solo por complicarme la existencia. Según fue pasando el tiempo descubrí que es una reacción bastante habitual cuando alguien dice ser bisexual, pero no es este el tema.

Está muy bien preguntarse si estás siguiendo el camino que quieres. Está muy bien dudar. Lo que me gustaría es que se extendiera este hábito. Que cuando una persona dice o da a entender que es monógama, alguien le pregunte si está segura de que eso es lo que quiere ser. Que si alguien dice o da a entender que es hetero, automáticamente salte la pregunta, ¿pero ya te lo has pensado bien? Que a todas las personas cisgénero, al proclamar su género a los cuatro vientos, les hicieran la pregunta unánime ¿y cómo lo sabes?

Porque siempre somos lxs mismxs quienes tenemos que cuestionarnos. Porque ellxs nunca lo hacen. Porque lo difícil de ser no-hetero, no-cisgénero, no-monógamo* es ser minoría, es tener que ir contracorriente, es la inercia que siguen quienes no se cuestionan. Me gustaría que por lo menos una breve época en sus vidas tuvieran que planteárselo, sentir temblar sus cimientos, sentir el miedo, la falta de referentes, la necesidad de una comunidad de personas que hayan pasado por la misma experiencia. Me gustaría que por lo menos una vez en sus vidas, ellxs fueran lxs rarxs.


(*) Y tantas otras etiquetas asociadas a maneras de vivir no normativas. Que son muchas.