viernes, 3 de octubre de 2014

Nombrar la locura

Leo un texto hablando de Asperger. Otro más, casi de casualidad. Y como las otras veces me encuentro comparandome. Con la sensación de que habla de mí, pero no. Porque en algunas cosas no me parezco en nada. Y sin embargo, me cala esto de "No es fácil darse cuenta de que eres diferente de los que te rodean, de que no interpretas la realidad como ellos."

Y entonces empiezo a darle vueltas a esto de la psiquiatrización. Cómo todo se convierte en un transtorno mental. La necesidad de nombrarlo para que exista. El marcar la línea de lo enfermo y lo sano. La palabra "discapacidad".

"Aunque puede parecer impactante que te digan que has nacido con una discapacidad, la verdad es que saberlo ayudó a que mi familia y mis conocidos entendieran un poco mejor mi manera de relacionarme con los demás. Y dejaran de inquirirme porque no me relacionaba al mismo nivel que mis semejantes."

Nombrar algo que me sucede, llamarlo discapacidad, para que la gente de mi alrededor deje de prentender que sea de una manera distinta a la que soy.

Y entonces recuerdo ese día, hace unos meses. Cuando fui a una charla que me hacía mucha ilusión, y se llenó de gente. Había mucha gente en muy poco espacio. Y yo conocía a muchas de la personas que estaban, así que tenía como cierta obligación de actuar en consecuencia, saludar, sonreír, hablar un poco aquí y allá. Empecé a ponerme nerviosa Me puse más nerviosa que de constumbre. Ansiedad. Subiendo. Intenté las cosas que suelo intentar cuando me sucede esto. Pero mis recursos demostraron ser insuficientes. Hasta el punto de decidir marcharme.

Y se lo dije a M, que estaba ahí. La única persona de quien sabía que tenía que despedirme sí o sí. Cuando le dije que me iba empezó el ritual de quejas, "pensaba que vendrías a cenar". Pero cuando dije claramente "me estoy agobiando demasiado", el ritual se detuvo de golpe. Me dijo que de acuerdo, que ya nos veríamos otro día y me dio un abrazo.

Si la gente actuara como M ese día, no haría falta nombrarme loca, enferma, discapacitada.

Otro día hicimos un gráfico de grados de privilegio en distintos ejes. Uno de ellos era, por supuesto, diversidad funcional. No se trata de decir "qué grado de discapacidad tengo", sino "qué grado de privilegio tengo por funcionar de una manera más parecida a la de la mayoría". No me puse el 100%, porque considero que manera de relacionarme con la gente es muy incomprendida.

Me doy cuenta de que me afecta mucho más de lo que pueda parecer. Por ejemplo, cuando conozco a alguien que me parece interesante, suelo asumir que no será capaz de entenderme cuando vea mis rarezas en todo su esplendor. Por mucho que avise de entrada de que no soy muy sociable, es más probable que me discutan que no que se lo crean. Y entiendo que me discutan, he conseguido aprender a fingir estar bien incluso cuando estoy al límite de lo soportable. Tanto, que también he tenido que aprender a decir verbalmente que no estoy bien. Sé que no soy la única. Primero aprendemos a fingir que no sentimos lo que sentimos, luego aprendemos a fingir que sentimos lo que sentimos, tanto penas como alegrías, y entonces las exageramos, porque es la única manera de establecer comunicación emocional.

Pienso mucho en los códigos de conducta y los rituales diarios. Pequeñas rutinas de apariencia espontánea y natural. ¿Qué es la naturalidad? Otro ritual más. Tan común como borrar continuamente los errores que cometo mientras escribo por ser diléxica, palabras escritas al revés, borradas y reescritas para dar una apariencia de lenguaje fluido y natural.

Aprendo los rituales. Buena parte de ellos los aprendo de manera consciente. La mayoría lo hace sin darse cuenta. Saber esto es un universo de diferencia. Me relaciono como una persona "normal" hasta que choco contra una de las fronteras de mi conocimiento. Y entonces alguien se da cuenta, lo veo en su mirada, que me dice "qué es esto que veo en ti y no es lo que debería ser", o "por qué no estás haciendo lo que se supone de debes hacer". No es que haya una respuesta única para cada situación. Hay unas cuantas, pero un número limitado. Cuando sucede esto, en mi cabeza resuena un "mierda", como si me hubieran pillado en fatal error. O engaño. ¿Es engañar fingir ser yo? Es un instante de terror, terror a ante esa persona dejar de ser yo y pasar a ser simplemente "ese bicho raro".

Me asumo loca, rara, enferma. Solo yo, sin sistema médico que dé su aprobación. Me asumo todo eso y más para que nadie más tenga el poder de hacerlo antes.

martes, 23 de septiembre de 2014

23S de 2014

Feliz día de la bisexualidad a quien pase por aquí :D



En golfxs con principios nos cuentas el proyecto de un libro que puede estar muy bien.
Me encanta el concepto de "identidades plurisexuales" para referirse a todas esas personas que no son monosexuales (es decir, que no son ni  heterosexuales ni homosexuales). Un día de estos tengo que escribir algo sobre identidades, porque sigo y sigo y sigo dándole vueltas.

Y con un poco de suerte, también hablaré pronto de otros proyectos anti-monosexismo :)

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tienes que ser independiente

Cada vez estoy más harta de las teorías que replantean todo el tema del amor romántico sustituyendo el "mi felicidad depende completamente de mi persona amada" por un "mi felicidad depende única y exclusivamente de mí". Esto no es verdad. Las personas dependemos las unas de las otras. Pedirle a alguien que no dependa de nadie es pedirle que sea eternamente infeliz, que se pase la vida intentando algo completamente imposible.

Como el rollo de los libros de autoayuda de "mejora tu autoestima". Como si una pudiera mejorar su autoestima así simplemente por decidirlo. Como si fuéramos burbujas aisladas. "¡Qué gilipollas, pudiendo decidir ser feliz, me dio por decidir no serlo!".

Mi felicidad depende de muchos factores. Por ejemplo, sí, de que me quieran, de que me cuiden, de que me mimen un poco de vez en cuando. No puedo no necesitar todo eso. Tampoco puedo volverme totalmente inmune a la influencia de los mensajes culturales como "por ser mujer vales menos", o "si crees que te gustan las mujeres y los hombres es porque no sabes lo que quieres", o "si no sabes socializar eres un bicho raro y mereces vivir marginada", etc.

En realidad son cosas que sabemos, por eso nos unimos, por eso buscamos personas afines. Pero enseguida nos olvidamos. Nos dicen "tienes que ser más independiente, no puedes poner toda tu felicidad en manos de otra persona". Y volvemos a fustigarnos, "no soy lo bastante independiente, ¡mierda!, no consigo dejar de amar, no consigo dejar de pensar en X, no consigo estar bien sin mimos de otras personas, no consigo estar bien sin que otras personas me digan lo maravillosa que soy, así que hay algo en mí que no está bien, no soy lo bastante feminista, no estoy lo bastante empoderada, no soy LA persona ideal".

Vivo en una sociedad que me enferma. Vivo en una sociedad enferma. No creo que nunca deje de ser una inadaptada, porque no puedo adaptarme a un imposible. Algunas cosas de mí no puedo cambiarlas y algunas otras no quiero cambiarlas. Por ser como soy, necesito mucha ayuda para estar bien. Una de las pocas cosas útiles que he aprendido es a respetar mis límites. Reconocer (ante mí, de entrada) que necesito a otras personas forma parte de ello.

Así que sí, creemos comunidades, busquemos maneras de depender emocionalmente un poco menos de personas individuales (lo de "toda la felicidad depende de mi pareja" es peligroso porque es poner todos los huevos en una sola cesta), busquemos objetivos vitales o cosas que nos guste hacer que no consistan únicamente en estar con otras personas, pero no me pidáis que sea una superhumana capaz de vivir sin nadie más.

martes, 1 de julio de 2014

Vulnerabilidad

"pintándome esa expresión que las mujeres aprendemos a poner para convencer al mundo de que somos felices"

Tan necesaria. La posibilidad de enfrentarte al mundo fingiendo fortaleza para tapar la asfixiante vulnerabilidad que sientes.

Estábamos en una charla sobre cuerpos, gordofobia, divergencias corporales, muchos temas reducidos a eso, los cuerpos que se salen de la norma socialmente aceptada. Y cómo eso atraviesa a las mujeres o a las personas que no son hombres cissexuales. No sé ni de dónde salió el tema de la vulnerabilidad. Sentir la vulnerabilidad como un acto político. Racionalmente es una idea que aun se me escapa, pero hay un algo de mí que grita: "eso! es justo eso!"

[Mini spoiler de Juego de tronos] Sam dice "soy un cobarde". No quiere luchar, le da miedo sufrir, le da miedo morir. Y Jack entiende que se necesita un forma extraña de valor para llamarse cobarde a uno mismo. [Fin de los spoilers]

Cuantas veces leí/oí la expresión esa de "quitarme la armadura/coraza que me he ido poniendo con los años". Que suele ir acompañada de una breve de una breve explicación de lo mal que lo ha pasado la persona en cuestión. Leyéndolo una diría que es mejor no tener esa coraza, vivir sin ella. Pero cuando todo va mal necesitas poder fingir que todo va bien, que eres fuerte, con podrás con ello. Mostrar tu mejor sonrisa mientras te vas rompiendo. Aplacar la sensación de insoportabilidad con una gran sonrisa. "A mal tiempo, buena cara".

Si alguna vez reconoces que eres o has sido vulnerable, será cuando sientas seguridad. Sea porque ha pasado el peor momento, sea porque estás en un contexto en el que temporalmente puedes permitírtelo (por ejemplo, si estás con una persona con la que tienes especial confianza). Si cometes el error de mostrarte vulnerable cuando realmente estás (más) vulnerable, lo más fácil es que acabes mucho peor.

Ojalá alguien me lo hubiera contado así cuando era pequeña. Que no se trataba de "quitarse la armadura" sino de "encontrar espacios de seguridad". Y que encontrar esos espacios suele ser bastante más fácil si te proteges emocionalmente con una gran capa de superficialidad. Que no hay "personas con armadura porque lo han pasado muy mal" y "personas sin armadura porque han sido siempre felices", solo hay personas que se protegen la mayor parte del tiempo, porque no existen personas que no hayan sufrido. (Y con esto, estoy muy lejos de querer decir que todo el mundo ha sufrido por igual)

Creo que hablar de vulnerabilidad es político porque permite la creación de esos espacios de seguridad. Espacios donde compartir las penas y los dolores. Espacios en los que hay cuidados mutuos. Y también, espacios a partir de los que se puede dar la vuelta a las cosas, generar resistencias, pensar estrategias de supervivencia colectiva.

lunes, 16 de junio de 2014

Butch



Y ahora imagina a 50 mujeres saltando y cantando a pleno pulmón "soy una butch". 

Adoro la música feminista.

martes, 27 de mayo de 2014

Elecciones

Liliana Felipe, de nuevo. "Pero de tanto morirnos al menos nos hemos ganado el derecho a decidir... cómo queremos morir". Elecciones, elecciones... Qué difícil todo, ¿eh?


[Liliana Felipe - Tienes que decidir]

En algún momento he pensado en escribir cosas varias sobre la elecciones europeas de este fin de semana pasado... Pero la verdad es que no creo que pueda decir nada mejor que esto.

miércoles, 21 de mayo de 2014

No es no

Hablamos sobre "no es no". Quiero llegar a explicar la idea del "sí es sí", pero no lo consigo, porque ni siquiera asume el primer paso, ni siquiera me acepta que "no es no". Discutimos durante horas. Dice que el problema no es él, sino ellas. Que si se creyera un no cada vez que lo recibe, no conseguiría ligar nunca. Me da un escalofrío. "El mundo es así", encogimiento de hombros, y a seguir con lo suyo.

¿Cómo alguien puede preferir estar con una persona que no marca sus límites antes que no tener nada? Supongo que esta pregunta solo demuestra mi infinita inocencia. Como cuando me quedé chocada porque él hubiera sido capaz de "pagar por ello".

Pero yo recuerdo esos momentos tan raros raros raros... Estar con una persona y no saber si quiere una cosa o la otra. Y el miedo (miedo a sobrepasar sus límites, miedo a que estuviera aceptando pasivamente lo que yo hiciera solo por no ofenderme y no porque realmente lo quisiera, miedo a no gustarle realmente). Y esta sensación desagradable. Asco. Creo que nunca le podré perdonar que me hiciera sentir así.

Me da miedo que tuviera algo de razón. Me da miedo que las personas que dejan claro lo que quieren y lo que no, sean más la excepción que la regla.

Creo que le problemas que tenemos como sociedad con el respeto hacia el consentimiento tienen mucho que ver con esto también.

Y el origen es el mismo. ¿Cómo reaccionas cuando sabes que le gustas a alguien? ¿Cómo reaccionas cuando le gustas a alguien que no te atrae? ¿Crees que es algo de lo que esa persona debe avergonzarse? Creo que asumimos que sí. "¡Cómo podía menganita creerse que yo quería algo con ella! ¡Quien se cree que soy!" ¿Cómo te sientes cuando te gusta alguien y recibes una negativa? ¿Crees que es algo sobre lo que correr un tupido velo para no volver a hablar nunca de ello? "Mira que gustarme X, si es evidente que no va a ser, qué gilipollas que soy." La autopercepción a la mierda, la incomodidad dando de lleno a la relación con esa persona, las atracciones en general convertidas en tabú...

miércoles, 30 de abril de 2014

Fatoumata Diawara

"They wanted to travel as everyone does. They wanted to cross the ocean. They were told they didn't have the right. Couldn't their leaders do something to encourage them to stay home and build a better life together? This gave them even more desire to travel: the more you are refused, the greater the desire! People told them "No!" After ten years of refusal to their visa applications they decide to leave on foot! The journey takes a day, a year, two years, five years, ten years. Many perish, they die en route and no one knows any more of them. They are called "illegals", but I call them warriors as it's not easy to leave everything behind and to trust in the unknown. In Bambara, we call them nomads. Travelling has really become part of our culture, which is why I call them by their real names. This song is dedicated to all the brothers who die on this trip and to those who have already left! Their parents cry for them every day!!"


lunes, 28 de abril de 2014

L

17 de mayo, día contra la homofobia (aunque algunxs preferimos, "contra la LGTBfobia")
28 de junio, día del orgullo (o de la liberación) LGTB+
23 de setiembre, día de la bisexualidad
Octubre, octubre trans (no sé si hay un día más específico, shame on me)
1 de diciembre, día contra el VIH/SIDA
26 de abril, día de la visibilidad lésbica

Estos son los días que me sé, dichos de memoria. Se me dan mal las fechas, así que supongo que es un gran cosa que me acuerde de éstas.

Creo que este es el primer año que hago algo en el día de la visibilidad lésbica.

miércoles, 9 de abril de 2014

Me falta una palabra para esto

En este artículo de Píkara, hay el vídeo "Eaten by the heart" (en inglés), donde nos cuentan que besar "no forma parte de la cultura africana". Y donde se habla como de tener el "corazón roto" por cosas que no son el amor romántico tal y como lo entendemos en Europa. Creo que comparar vivencias entre distintas culturas es la mejor manera de darse cuenta de hasta qué punto esas vivencias son culturales. (Aunque echo de menos algún matiz, para el que me necesitaría también más conocimientos)

Hace tiempo que me está faltando una palabra para referirme a las personas con las que tengo un vínculo emocional importante para mí. Una categoría en la que las personas entren según la importancia que tienen para mí, y no según si tenemos adn común, o si mantenemos relaciones sexuales, o si nos vemos para hacer cafés (con o sin café), etc. Pienso que si me gustó el poliamor tal y como lo presentaba Brigitte Vasallo fue, entre otras cosas, por cómo pone el acento en el compromiso. Necesito ese compromiso. Me gusta el compromiso. Pero no entendido como privación de libertad o negación de mi ser. Así que me falta una palabra para decir "tengo un compromiso hacia esta persona". No una palabra que sustituya a "pareja", sino una que la amplíe, una en la que quepa también mi hermana o mi madre, una en la que el deseo sexual no sea una frontera sino una posibilidad más, una en la que ni siquiera sea indispensable la total reciprocidad.

¿Alguna sugerencia?

lunes, 24 de marzo de 2014

Y ahora qué

A veces pienso que no debería haber estudiado lo que estudié. Que debería haber hecho cualquier otra cosa. Incluso no estudiar nada.

Otras veces pienso que lo que echo en falta es precisamente dedicarle más tiempo y energías a los temas que decidí que me interesaban. Ingeniería, energía, recursos, todo eso sobre lo que ya no escribo nunca.

Hay días en que creo que me valdría encontrar cualquier proyecto ilusionante. Pero luego encuentro alguno, y sí, me ilusiono, pero solo un rato. Luego se me pasa. Me sabe a huída hacia adelante, y me digo a mí misma que no se me da bien autoengañarme. Y entonces me siento perdida y creo que nunca más podré volver a ser feliz, porque ya nunca más podré creer que existe un camino.

Dicen que nunca encuentras todas las respuestas, porque cuando crees que encuentras una, te aparecen nuevas preguntas que contestar. Una puerta que lleva a otras puertas. Así fue durante mucho tiempo para mí también, hasta que encontré algunas respuestas clave y dejaron de aparecer nuevas preguntas. Solo queda un persistente, angustiante y sin solución aparente, "¿y ahora qué?"

Puedo seguir escribiendo sobre feminismo (o algo parecido), sobre poliamor, sobre privilegios, sobre los problemas estructurales a nivel social. Quizá lo haga. Pero no resuelven el nudo. No está ahí el tema que no me deja dormir.

"¿Y ahora qué?" ¿Me apunto a un partido? ¿A un grupo político sin partido, como un grupo feminista o un grupo ecologista? ¿Busco un huerto urbano? ¿Me voy a vivir al campo? ¿Monto una comuna unipersonal? ¿Intento olvidarlo todo, trabajar en una empresa capitalista, si es que encuentro a alguna que quiera contratarme? ¿Dejo de vivir? ¿Sigo dando tumbos sin ton ni son hasta que por arte de magia la respuesta aparezca por sí sola? ¿Busco un maravilloso punto intermedio entre todas las anteriores?

La promesa del mito del amor romántico es que una vez lo encuentres todo lo demás se resolverá solo. Derribar ese mito duele, porque desaparece con él el último bastión de la fe en la magia. "Hemos matado a Dios". Hemos matado a la fe. Yo he matado la fe en la mayor parte de cosas en las que tenía fe. Apenas me queda la fe en que es mejor seguir vivendo. (Tengo el problema de que mi raciocinio opina que es mejor no hacerlo, y es así casi "desde siempre", así que mantengo apasionados debates conmigo misma en los que me aferro a la vida sin razón aparente).

Pasada la fase en que solo quería contarle a todo el mundo que "el rey está desnudo", he llegado al punto en el que caigo en que la que va desnuda soy yo. Y quiero esconderme, pero no puedo. Y a veces quiero volver a cuando no lo sabía, o por lo menos poder seguir fingiendo, pero eso tampoco puedo hacerlo.

Todo esto puede sonar a que mi gran problema fue dejar caer el mito del amor romántico. Pero no. El mito que me cayó a los pies fue el de "la humanidad siempre encontrará el camino para seguir adelante". O el de "las energías renovables son LA solución". En realidad, todos los "X es LA solución". No existe un "LA solución". No lo son las energías renovables, no lo es el poliamor, no lo es conocer tus procesos biológicos, no lo es echar a los líderes políticos de turno, etc, etc, etc.

M. me propuso que escribiera sobre lo que creo que debería ser. Quizá lo intente.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El sexo de los ángeles

[Post película El sexo de los ángeles. Muchos spoilers]

- Si no lo hubieras visto, no hubieras notado nada, ¿no? 
- No... 
- Entonces no te estoy quitando nada.

No podría haber elegido peor momento para ver esta película. Miento. Ha habido momentos mucho peores.

- Quan t'enfades et poses molt agressiva. 

Quizá no es el peor momento, pero sí uno de los malos. Mal mal mal...

Privilegios sexistas por todas partes. Era más feliz cuando no los veía. Pero esta es otra mentira. No existe un "cuando no los veía". Siempre los veía. Es solo que antes no estaban tan claros, tan delimitados, tan imposibles de camuflar... Ahora no puedo hacer como que no los veo.

- Ara t'estimo més encara, perquè m'acceptes tal com sóc. 

Bonito, ¿no? Entonces, ¿por qué mi estómago se revuelve? ¿Por qué tiene que ser ella la que lo entienda a él? Ella es el problema, ella es a la que hay que convencer. ¿Por qué me jode tanto que sea así? ¿Por qué tengo la sensación de que a ella la están domesticando mientras ellos están siendo más como les apetece ser?

No, esto no es lo que quiero. Esto no es un referente. Esto no me sirve de nada. Solo duele.

Me gustaría poder estar aunque solo fuera por un rato en un ambiente no patriarcal. Para saber cómo es. ¿Cómo se puede vivir de forma no patriarcal habiendo bebido solo cultura patriarcal? A veces me satura tanto intento de escapar de este laberinto sin fin. Replantearlo todo... en un mundo que no cambia (o no lo bastante rápido).

Lo mejor de la peli creo que son las escenas de sexo. Y que es bastante creíble. Quizá para mí esto también es lo peor, que es creíble, que no cuesta imaginar esa situación, y esos comportamientos, y la sensación de que ha cambiado todo, sin haber cambiado nada. 

lunes, 17 de marzo de 2014

Deshaciendo el nudo

Estoy con mi bla bla bla de costumbre. (En realidad si lo pienso, no me soporto, no puedo con mi bla bla bla, pero no tiene solución, intentar callar es peor)
Y me interrupen. La persona a quien yo había interrumpido.
- Se supone que no debes necesitar refuerzo emocional continuamente.
Dice. O algo parecido. Y algo me hace crack. Pero sigo con mi bla bla bla, eso es lo que hago siempre, seguir con mi bla bla bla, dándole la vuelta a mis palabras. A veces después de hacerlo llego a darme cuenta que estoy pretendiendo que he dicho algo completamente distinto a lo que realmente he dicho.
Pero volvamos a mi crack.
¿Por qué siempre se supone que una debe sentirse así o asá?

No debería necesitar un apoyo emocional continuo. Ahí me ha dado de lleno. También se supone que no debería sentirme como una mierda. Pero, ¡oh sorpresa! Lo que debería ser no cambia lo que es. Vivir en este mundo me enferma (literalmente), y sí, a menudo me siento como una mierda. De ahí toda la mierda de adicciones al amor romántico. No hay droga mejor para aliviar el dolor de vivir en este mundo.

No quiero teorías en las que se parta del supuesto de que voy a sentirme bien. No funciona. De verdad, lo he probado muchas veces. Quizá por unos días me vale, pero luego la hostia es tan monumental que me cuesta meses recuperarme. Así que no, no me pidáis que me sienta bien así porque sí. Yo necesito cosas básicas. Necesito cariño, necesito atención, necesito que de vez en cuando me digan cosas obvias, necesito olvidar "lo que debo hacer", necesito poder descansar. Necesito hacer cosas absurdas y creerme que no voy a quedarme sola por hacerlas.

Lo siento, no me valen teorías que solo funcionan en mundos de fantasía donde todxs venimos de experiencias neutras y somos emocionalmente estables y no metemos la pata. Mis experiencias previas traumáticas, mi inestabilidad emocional, mis grandes meteduras de pata son las las que me han traído hasta aquí. No soy un ser ideal que sigue una ecuación ideal. Y no me da la gana seguir sintiéndome culpable por ello.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Celos

Cuando pienso en los celos a menudo me acuerdo de una peli que vi hace tiempo, una peli romanticona en la que salía Brad Pitt. Había una hija leyéndole a su madre enferma. Y le leía la historia de él, su amante. Y eso incluía leer otras historias amorosas que había tenido él. Y la hija le preguntaba a la madre si prefería saltarse esa parte (o algo por el estilo) y ella decía que estaba bien, "me alegro de que estuviera acompañado".

Cuando siento celos a menudo viene esa frase a mi mente. "Me alegro de que estuviera acompañadx". Y entonces me alegro de verdad. Me alegro también de que ahora mismo varias personas a las que quiero mucho tengan al lado a alguien que les quiere mucho también. (Creo que esto es lo que llaman compersión algunas personas poliamorosas, aunque yo siempre lo había llamado empatía.)

Ahora con M. hablamos mucho sobre todas estas cosas, celos, poliamor, anarquías relacionales, comunas, comunidades, amistades... Creo que hemos convertido nuestras vidas en laboratorios de experimentación sobre el amor y las relaciones. Cuando decides que todo lo que habías creído que era inamovible ya no te vale, empiezan a caer mitos uno tras otro, y unx siente que ya no vale lo que digan otrxs, que debe encontrar el camino por sus propios medios. Cada vez que pienso "no puedo con esto", me pregunto "¿seguro que no?".

Los límites entre la amistad y el amor "de pareja" se me han difuminado hasta puntos insospechados. Últimamente me pregunto mucho donde están esos límites, si es que existen, o si solo existen muchas maneras de querer. A cada persona se la quiere de manera distinta, ¿no? Sin embargo, hay claramente dos extremos, la persona a la que quiero ver a todas horas (en plan obsesivo), y la persona de la que me canso si nos vemos tres días seguidos.

Con los celos tengo observado hasta la fecha que van a temporadas. Hay días en las que me siento terriblemente celosa con todo el mundo (aunque no haya sentimientos de amor romántico de por medio) y hay días en los que tengo la impresión de que "todo me parece bien". Pienso que a menudo mis celos son casi pura envidia. Envidia de todas las cosas que me gustaría tener en mi vida y que no tengo. Cuando pienso en que las "parejas de" tienen buena parte de eso que yo quisiera tener, la envidia puede llegar a cegarme. Y luego hay momentos como ahora en los que pienso que con algunas de esas personas ya viví los momentos bonitos que quería y ya los disfruté, y eso en sí mismo ya es suficiente, y con otras en cierto modo también tengo buena parte de lo que quiero, aunque no sea todo.

Me he dado cuenta de que puedo estar enfadada sin estar celosa. Si alguien no ha cumplido sus pactos, puedo enfadarme con esa persona y no mezclar en absoluto a su/s otra/s relancion/es. Si alguien considero que no me ha tratado todo lo bien que debería haberlo hecho, lo mismo. Puede parecer poca cosa, pero creo que es importante. La inercia social es odiar a la "zorra robaparejas". Evitar caer en eso me reconcilia un poco conmigo misma.

Cosas que creo que afectan al estado de mis celos:
- Si mis necesidades afectivas están cubiertas o no. Ahora más o menos lo están, pero es como el comer, no vale con hacerlo un día y ya vale para todo un mes, sino que se requiere un continuo. Cuando tengo escasez en este sentido, estoy peor en general, y más celosa en particular.
- Cómo me sienta respecto a mí misma y a la vida que llevo.
- El punto en el que esté la relación con unas cuantas personas que son especialmente importantes para mí. O en otras palabras, si me siento importante para esas personas, y si las he visto (quien dice visto dice contactado) con una frecuencia suficiente.
- Circunstancias varias, como los niveles hormonales relacionados con el ciclo menstrual. Por ejemplo, cuando tengo la regla me apetecen mimos especialmente, y estoy especialmente sensible a su carencia. Eso me genera frustración y la frustración lleva a los celos (y los celos al odio y el odio al lado oscuro).

Me gustó leer esto: "¿Se pueden evitar los celos?". Y el artículo de la mosca cojonera en El País, "Si no sufro, el amor no ha sucedido (o mejor desaprender los celos)". Y escuchar a Marcela Lagarde hablar sobre los mitos del amor romántico (el principio es como muy hetero, pero hacia el final habla también sobre el amor lésbico). Y ya dejo de poner enlaces que estoy que no paro con el tema...

viernes, 7 de marzo de 2014

Ancestras

En Pikara preguntan por nuestros referentes feministas. "Ancestras y maestras". He estado pensando sobre ello, porque creo que está muy bien saber agradecer a las luchadoras que nos han abierto camino. Pero soy incapaz de hacer una lista en condiciones...

Mis referentes son más o menos todas las mujeres que han pasado por mi vida. Y muchas de las que he leído (de la mayoría ni siquiera he sabido nunca el nombre). Y personajes ficticios también hay unos cuantos... Como Susan Calvin, qué grande fue en su momento "encontrar" a Susan Calvin. Incluso Ranma 1/2 con ese género cambiante y esos momentos tan lésbicos. Y Buffy, claro. ¿Ves? Me pongo y no paro.

En realidad mis dos grandes referentes fueron mi madre y mi hermana mayor. Pero decir solo eso es quedarse taaan corta. No sería ni de lejos quien soy si no hubiera tenido cientos de otras "ancestras y maestras". Y "ancestrxs y maestrxs" así en general. Tantos libros en mi infancia y primera juventud. ¿Sería la misma sin Ursula K. Le Guin? ¿Lo sería sin todos los libros en los que lxs protagonistas eran animales libres? ¿O solo los libros feministas pueden hacernos feministas? Luego mis amistades, siempre personas que no encajaban en sus mandatos de género (¿acaso alguien lo hace?). O algunxs de mis profesorxs, especialmente profesoras.

Luego llegó internet, y los blogs, y los foros. Y yo dejé de leer libros, porque había tanto para leer en internet, que me faltaba tiempo para devorarlo. Y más tarde el sinver. El sinver lo cambió todo. Aunque no fue la institución en sí, sino las personas que encontré. Y los debates, tanto los preparados como los espontáneos. ¿Quien sería yo sin todas esas personas que me cambiaron? Podría intentar nombrarlas, pero sería imposible hacerlo sin dejarme a alguna.

Tendría que añadir también a tantas otras personas con las que me fui encontrando por otros caminos. Y más recientemente, a Píkara, y a Golfxs con principios, y a otras webs. 

No son "las grandes feministas de la historia". En realidad, he leído muy pocos libros feministas, y muy pocos artículos escritos por "grandes feministas". Pero también esas grandes fueron (son) importantes, aunque "solo" sea porque cambiaron el mundo en el que vivo. Y porque mis fuentes han bebido de otras fuentes antes. "Trabajamos en red". Cada nudo importa.

PD. El corrector de blogger quiere cambiarme "ancestras" por "ancestros"...

lunes, 17 de febrero de 2014

Sobre castigos y perdones

Extracto de "Lo del golferío lo entiendo, pero ¿lo de los principios?", que a su vez lo extrae del libro The ethical slut

No hay que avergonzarse de haberse creído las mentiras de alguien, y la mayoría en algún momento hemos dado nuestra confianza a alguien que resultó que no se la merecía. Es posible engañar a una persona honesta, pero esperamos que tengas la suficiente humildad para aprender de tus errores y que no te engañen dos veces. 

Esta es la teoría. Y yo puedo estar bastante de acuerdo. Si alguien te engaña gravemente, debes actuar en consecuencia. Denunciarlo (socialmente, se entiende). Y alejarte de esa persona. Cómo actuar desde un punto de vista comunitario ante alguien que ha cometido una infracción a ojos de la comunidad es algo que se ha discutido ya bastante (como este artículo de Brigitte Vasallo).

He estado dándole muchas vueltas al tema de la culpa, el castigo y el perdón, y de las causas y las consecuencias.  En el último año me he cabreado demasiado con demasiadas personas demasiado importantes para mí. Creía que el concepto de culpa era algo que tenía superado, pero descubrí que no, que lo seguía usando a pesar de todo... Especialmente al pensar en el castigo que sigue a la culpa. O la penitencia. Trato de evitarlo, trato de pensar en causas y consecuencias... "Alguien me hace daño (causa), así que me cabreo (consecuencia)". Y lo que sigue es el resultado de mi enfado. Pero planteándolo así, las ganas de que la persona que me hace daño lo pase mal no desaparecen.

Hasta aquí es más o menos sencillo. Revisión constante, pasarlo mal a ratos, pero el esquema es fácil. Recordar cual es el objetivo. ¿Quiero realmente hacerles daño? Lo cierto es que no. Recordar eso suele ser suficiente para que el esquema causas-consecuencias vuelva a funcionar bien. Y parte del cabreo se vaya diluyendo.

Pero no solo son causas y consecuencias sobre los actos de otras personas. También es sobre los míos. Y a veces, denunciar algo trae como consecuencia un mayor aislamiento. Y sí, alejo de mí a quien me hace daño... pero al alejar a personas que me importan, también me deja a mí un poco más sola de lo que estaba antes. Y al final, con tanta historia de cómo actuar éticamente, una acaba destrozada anímicamente.

Luego viene el perdón (perdón del castigo, castigo posterior a la culpa). ¿Se puede perdonar sin creer en las culpas ni los castigo? Me temo que no. Así que esto también va dentro del pack "consecuencias". El dolor se va suavizando (según el caso) y puede llegar un momento en que valga la pena recuperar la relación, en base a la suposición de que en el futuro os podéis dar mutuamente cosas positivas en ambos sentidos.

Pero, ¿realmente es justo enfocarlo así, sin más? En realidad, dentro de las causas que llevan a esta consecuencia (la reconciliación) puede que no sea todo tan bonito. "Sobre el papel todo aguanta", como me han dicho alguna vez. Pero a la práctica... Estoy harta de soledades. Muy muy harta de soledades. Harta de echar de menos. Harta de vacíos. Harta de dolor y de frustraciones. Necesito distraerme de todas las penas que he ido acumulando. Necesito risas. Necesito pasar página de tantos miedos. Y todo esto también va en la balanza.

Así que la justicia depende de lo que puedas permitirte. Si tu comunidad no te apoya cuando lo necesitas, no hay nada que puedas hacer individualmente para compensarlo. Si tu comunidad prefiere pasar página rápido rápido, no adaptarte a ello puede significar perder a tu comunidad. Creo que nunca había sido tan consciente de mi propia vulnerabilidad (dependencia de la comunidad) como en este último año.

Y luego está la otra cara de la moneda. He estado pensando también en qué pasa si eres la persona infractora (infractora de los códigos no escritos de la comunidad). Me imagino haciendo algo que no debo, y me imagino una hipotética comunidad actuando como creo que debe hacerse (según la suposición de que "lo que se debe hacer" es esto). Me imagino quedándome (por lo menos temporalmente) aislada de esa comunidad, expulsada. Y entonces tampoco le encuentro sentido.

De nuevo, creo que se trata más de saber dar apoyo a quien lo ha pasado mal que no de maltratar o aislar a quien ha hecho mal. El problema es que a menudo no es posible dar el apoyo comunitario necesario sin aislar parcial o totalmente a otra persona. Aquí empiezo a perderme bastante y asumo que no soy capaz de predecir el mejor camino a seguir en cualquier caso imaginable. Así que decido aceptar que solo tengo el primer paso: priorizar el apoyo a quien ha sufrido. Solo con eso, cambiaría todo. Una comunidad que dé apoyo es una comunidad que facilita que las personas cuenten lo que les ha pasado y eso en sí mismo es un freno a los abusos. Una comunidad que NO da apoyo, es una comunidad que condena (aunque sea sin pretenderlo) a quien ha sufrido un abuso.

Resistencia

Me fascinan los libros de ciencia ficción en los que hablan de la empatía como quien habla de telepatía. Comunicación de pensamientos (telepatía) y comunicación de emociones (empatía), en ambos casos sin necesidad de verbalizar nada. Por ahora los libros de este tipo que he encontrado estaban escritos por mujeres... y no creo que sea casualidad. Uno de los puntos que suelen abordar es la necesidad de un entrenamiento para poder practicar ambas cosas. Es bonito imaginar que el potencial está ahí, supongo que eso lo que me gusta. Pero también la parte de "es necesario un entrenamiento". Lo he sentido así toda la vida. Por eso la primera vez que encontré uno de estos libros fue como un revelación religiosa.

Hace años L. me enseñó parte del misterio. Una no puede controlar las emociones directamente, pero sí puede controlar los pensamientos. Y ambas cosas están ligadas. Cuando entras en un bucle, sientes que no vas a poder salir de él jamás de los jamases, pero puedes recordar racionalmente que eso no es cierto. Y hasta puedes llegar a decidir ponerte a pensar en otra cosa. Puedes aprovechar los momentos en que estás bien para ir preparando la vía de escape, decidir temas, que tienen que ser algo que te interese lo bastante como para engancharte a la que lo empieces, para no volver a caer en los pensamientos en bucle.

Aun tengo que recordármelo a menudo. Y he aprendido que a veces es mejor tirar una noche, o una tarde, en pensamientos sin sentido, y limitarse a aprovechar un cambio en las circunstancias para salir de ahí (corriendo con todas las ganas). Un cambio como... dormir. O encontrarse con otra persona. Incluso aunque no sea físicamente.

No es la única que me ha enseñado cosas importantes sobre el (auto)control emocional. También S. y M. me ayudaron... Por ejemplo, con el tema de los horarios. Lo primero es ordenar los horarios de dormir y de comer. Fijarse también en la dieta. Y en la rutina del resto del tiempo. Dándole importancia a cosas como tener alguna actividad física o ver la luz del sol. Ver la luz del sol es otra de las cosas que me obsesiona.

Aunque algunos de estos "secretos revelados" tienen su contrapartida. Como generar nuevas adicciones. O la necesidad de dedicar grandes cantidades de tiempo y energías a conseguir todo eso. Y luego a mantenerlo. Y la obsesión con todo ello. Y la ansiedad fruto de la lucha contra la ansiedad. Todo muy paradójico.

En realidad esto también es "lucha contra el cisheteropatriarcado y el capitalismo salvaje". Porque esto es resistencia. Y es tener armas para conocerte a ti, conocer al resto de personas y conocer al sistema mismo. Entender la manipulación constante. Quien nunca ha sabido lo que es luchar continuamente contra sí mismx, nunca podrá ver el mundo como lo veo yo.

Y todo lo que me queda por saber... Comer poco induce a la depresión. El sexo y el  chocolate ayudan a combatirla. La comida mejor caliente. Dormir de más tampoco va bien. En general, todo tiene unos límites en los que puede ser positivo y es mejor no sobrepasarlo. Pero si te concentras demasiado en todo eso, no vives. Y vivir es importante.

Y mientras no olvidar la causa de todo esto. "El cisheteropatriarcado y el capitalismo salvaje". Saber que en el fondo de todo están los sueños robados. Vivir sin objetivos no tiene sentido, y una no puede hacerlo durante demasiado tiempo. Así que mientras tratas de ordenarlo todo, tienes que ser capaz también de volver a tener objetivos, ilusiones, una razón por lo que valga la pena todo lo demás.

viernes, 7 de febrero de 2014

Dinamita

Cada vez que M. mira a un chico guapo, me da envidia. Porque es capaz de ver solo a un chico guapo. Sin toda la mierda que me viene a la cabeza cada vez que hago lo mismo, todos los prejuicios, todas las defensas adquiridas. Ve a un chico guapo y nisiquiera necesita ver que es buena persona, o especialmente tolerante, ya no digamos que sea consciente de sus privilegios.

Y me acuerdo de ese chico de clase. Guapo, con barba, simpático, un encanto... Pero que no veía el machismo de los anuncios machistas. Decía que "solo reflejan la realidad". Y luego apoyaba a un mal profesor, que también soltaba sus comentarios machistas de vez en cuando, sencillamente porque no suspendía demasiado. Aunque pusiera las notas en base a sus prejuicios, qué más da. Supongo que cuando esos prejuicios te benefician, puedes decidir que "no es para tanto".

"No es para tanto". Siempre esa gran frase. No es para tanto que abusen de una menor (concretamente, de una niña de 7 años) si solo es una vez, porque "no le quedará tanto trauma". Lo leo hoy en un comentario en eldiario.es y no puedo salir de mi asombro.

El careto de Woody Allen y esa inquietante pregunta (¿cuál es tu película favorita de Woody Allen?) llevan persiguiéndome tres días. El tiempo que ha pasado desde que leí la entrada de Erika en elcaminorubi. Y luego el artículo de Beatriz Gimeno en eldiario.es. De éste, ni me atreví a mirar los comentarios. Y ya que estaba, me puse a leer la carta original de Dylan Farrow.

Me he estado acordando mucho de cuando mi madre nos pidió que no fuéramos a ver películas suyas. Y no le hicimos caso. ¿Quién le ha hecho nunca caso? Solo es una mujer sin carrera universitaria y sin trabajo remunerado. Poco más que un cero a la izquierda. Una histérica... "Las histéricas se apoyan entre sí".

He estado pensando muchas cosas. Igual que Erika, me doy cuenta de que yo especialmente no puedo dejarme llevar por la inercia de creer al tío rico blanco famoso cisgénero hetero solo porque es un tío rico blanco etc etc. ¿Cómo yo, que sé lo que duele el silencio y el miedo y el miedo al silencio y el miedo a hablar y al miedo a todo en general, cómo yo puedo no darle importancia?

Y ya había decidido que no escribiría sobre esto, pero la furia me supera. Furia contra todos los privilegios masculinos. Furia contra el silencio. Furia contra el dolor. Furia contra la ausencia de salidas. Furia contra esta mierda de asfixia con la que vivo. Sé que esto no arregla nada, pero es que no hay nada que arregle nada.

Así que vuelvo a ver a ese niño que no sabe lo que hace. Realmente no sabe lo que hace. Solo juega a dominar. Solo se aprovecha del poder que tiene porque lo tiene. Y nadie hace nada para impedírselo. Tenemos demasiado miedo. No sabemos que no tenemos ninguna obligación de hacerle caso. Nosotrxs tampoco sabemos. ¿Qué sabes a los cuatro años? ¿Te acuerdas de lo que sabías? ¿Te acuerdas de algo? Yo me acuerdo. Me acuerdo de la separación de mis padres, de las lágrimas de mi madre, de la angustia vital, de la tristeza. Me acuerdo del color gris. Me acuerdo de NO tener amigxs, solo esos tres, que eran de cursos superiores, porque ninguna persona de mi clase se atrevía a jugar conmigo. No se atrevían porque él lo había prohibido.

Muchas veces he rememorado esa época, obsesivamente, temiendo que se me escapara algún detalle, temiendo olvidar y ser incapaz de comprenderme nunca más. En mi cabeza están los dos hechos íntimamente ligados: la separación y el abuso. Se me han olvidados los nombres. Casi mejor así. No querría tener la oportunidad de buscar sobre mis pasos. No querría realmente saber qué fue de él, ni de ella.

¿Quién decide qué es "para tanto"? Yo digo que si afecta a tu vida, es que lo es. Si lo sientes así, es que lo es. Y me importa una mieda que para el resto no lo sea. Para mí fue "para tanto". El post de Erika me afectó porque me describía.

Porque sí, vivir abusos siendo una cría te enseña a:
  • abandonar tu cuerpo sabiendo que es la única manera de no sufrir
  • mentir patológicamente para crear un mundo de fantasía donde puedas explicar la mierda que vives
  • desarrollar una sexualidad corrosiva
  • atentar contra ti por creer ser la causa de lo ocurrido
  • tejer dolor-placer-vergüenza en una misma trama
  • caminar por la vida con la sensación de estar sucia todo el tiempo 
  • creer que hay algo malvado en ti
  • pensar que mereces un castigo por todo lo que has provocado
  • ocultar tu cuerpo porque él es el culpable de tu Infierno Particular
  • vivir atada a fantasías sexuales en las que el abuso se repite
  • morir, a querer morir y buscar la manera de conseguirlo

(Cada vez que lo leo me pongo a temblar. Me veo tumbada en ese suelo frío, en silencio mortal, con la mirada perdida. Me veo contándole a mi madre que dentro de mi cabeza tengo muchos amigos con los que hablo y a los que les cuento mis cosas. Me veo durante toda mi infancia sintiéndome muy muy culpable por mi atracción hacia el sexo. Me veo en uno de esos momentos con toda mi contradicción de placer-rechazo-miedo-ascodemimisma. Me veo preguntándome de por vida qué está bien y qué está mal, qué es sano y qué no lo es, especialmente si tiene relación con el sexo. Me veo aun ahora siendo incapaz de desnudarme a menos que me den mucha mucha confianza. Me veo teniendo fantasías BDSM muy muy bestias desde mucho mucho antes de conocer la existencia del BDSM. Y de mi relación con la muerte, ya si eso, otro día.)

Me he acordado de muchas cosas en estos tres días. Como de ese profesor que prefirió mirar hacia otra parte cuando fui a explicárselo (después de armarme de valor durante muchos muchos días). Cuántos años me costó entender que solo era un hombre cobarde que no quería complicarse la existencia, que no era que no me hubiera oído, ni que no se lo hubiera explicado bien, sino que sencillamente no se quiso dar por enterado, preferió quedarse con su "no es para tanto" particular, prefirió todas las excusas antes que mi verdad.

O como de su hermano, él sí bastante mayor (para mí solo eso, "un chico mayor"), que prefirío reñirme a mí una vez que vio lo que sucedía. Le dijo que eso era cosa "de personas mayores", y me dijo a mí que no debería dejarle. Y yo callé, en vez de gritarle que yo no le había dejado hacer nada, que su hermano era un **** violador y que hiciera el favor él de compartarse como un hermano mayor y le enseñara a no hacer lo que hacía (obviamente no podría haber dicho nada de todo eso, ¿qué sabes a los 4 años?). Solo durante el último año he sido capaz de relacionar el episodio del hermano mayor con el concepto de "culpabilizar a la víctima" (aunque en inglés suena mejor... en inglés siempre suena mejor).

Durante estos tres días he visto repetidamente como se decía que "en este caso" bla bla bla. Esto no va de Woody Allen, ni siquiera de Dylan Farrow, ni siquera sobre mí, ni sobre mi historia. Esto va de los millones y millones de supervivientes atadxs a su silencio. Y de lo que sucede cuando se rompe ese silencio: todos los focos hacia la persona superviviente, aunque sea una cría de 7 años (¡7 años!). "No me digas a mí cómo evitar ser violada, dile a ellos que no violen". Deja de valorar mi experiencia como víctima o como superviviente, o como cuenta-cuentos (qué más da), y empieza a valorar cómo decirle a nuestrxs agresores que no lo sean y cómo vas a impedírselo la próxima vez.

Esto no va de meter a gente la cárcel, ni de cómo cambiar las leyes para endurecer las penas. Esto va de cómo damos apoyo a quien ha sufrido violencia. Esto va de dinamitar el silencio.

lunes, 27 de enero de 2014

Actos premeditados

Hace tiempo escribí sobre el libro "Calibán y la Bruja". Hablaba de las tierras comunales y cómo se habían privatizado y cómo esa privatización había perjudicado a las comunidades y muy especialmente a las mujeres de esas comunidades. Aquí un artículo sobre cómo sucede esto: "Así ha expulsado una empresa española a 600 personas de sus tierras en Guinea Bissau" (de eldiario.es).

También hablaba de cómo atacando a las mujeres se ataca a las comunidades. Y de la relación entre machismo y racismo y de cómo suceden por lo mismo y persiguen los mismos objetivos: dividir y debilitar a la población. Aquí otro artículo que lo refleja: "Las exiliadas del ‘femigenocidio’" (de Píkara Magazine). Un breve fragmento:

"Para ejecutar dicha campaña, las mujeres fueron nombradas el enemigo interno y el blanco de todo tipo de violaciones, bajo la idea de si quieres acabar con un sector de la población, acaba con sus mujeres y acabarás con todo. Actos premeditados y misóginos fruto de una política de Estado que utilizó el cuerpo de las mujeres como campo de batalla y que acabó con la vida de más de cien mil."

Lo que tiene Calibán y la Bruja es que cambia la perspectiva y permite ver cosas como éstas de otra manera, con más contexto, como parte de un proceso algo más complejo que meros casos aislados que se van repitiendo.

martes, 21 de enero de 2014

Hablar bien

"No solo se trata de hablar, se trata de hablar bien."

Hace poco me di cuenta que tanto darle vueltas a todo esto de las relaciones, el amor, el poliamor, etc. sí que me había servido de algo. En realidad son pequeñas cosas, pero las pequeñas cosas importan.

He estado viendo el vídeo de Victoria Rosa sobre cómo iniciarse en las relaciones abiertas (o en la no-monogamia en general). Me ha gustado básicamente la parte en la que hablan de comunicación, y señalan especialmente eso, que no se trata solo de ponerse a hablar, sino de hablar bien. Me recuerda a esa frase que leí hace años quien-sabe-donde, "no me quieras mucho, quiéreme bien". Señalan, por ejemplo, las inercias de pelearse, o de imponer posiciones, o de callar y cerrarse en banda.

Me he acordado de S. y de esa vez en la que nos pusimos a discutir por algo que no recuerdo. Y yo me puse en modo agresivo absurdo. Y ella me paró los pies y me cambió el chip completamente. Y me di cuenta de lo que estaba haciendo y de lo ridículo de la situación. Me había puesto en modo agresivo absurdo por la sencilla razón de que creía que era lo que tenía que hacer, es lo que pasa en las películas cuando una pareja discute (o dos personas que se quieren en general), que empiezan a atacarse mutuamente y cierran la puerta a cualquier posible comunicación sana. Y luego se arrepienten, pero ya es tarde... y lo pasan mal mucho rato, pero luego se reconcilian y entonces es todo precioso y superemocionante.

Cuánta mierda que he visto en mi vida...

Desde ese episodio con S. que trato de no olvidar en ningún momento que no quiero hacer lo que no quiero hacer. Es decir, si quiero a otra persona, así en general, no quiero hacerle daño, así que debo tratar de evitar comportarme como si quisiera hacérselo. Supongo que no siempre lo consigo, pero por lo menos la idea está ahí.

Y aun así Victoria Rosa insiste en que lo primero es ponerse a hablar. Que seguramente de entrada (y no solo de entrada) cometeremos errores, pero aun así hay que ponerse a ello.

Y aquí me he acordado de esa vez en la que me puse muy muy muy celosa con D. Ya habíamos decidido intentar un algo no monógamo. Y me sentí terriblemente celosa y creí que jamás de los jamases sería capaz de superarlo y que había cometido un terrible error creyendo que sí. Y me acordé de los sabios consejos que había leído sobre relaciones poliamorosas. Y decidí hacer lo que siempre decían: hablar. Así que se lo conté. Fíjate que tontería, solo eso, se lo conté. Y me respondió. Y por arte de magia, el 99% de los celos desaparecieron.

Puntos indispensables (no necesariamente en este orden):
- Saber por qué lo haces
- Comunicarse, a pesar de los miedos
- Tratar de comunicarse bien, empatizando con la/s otra/s persona/s
- Intentar saber qué es lo que quieres y qué es lo que no (marcar las líneas rojas)

Poco a poco he ido aprendiendo más sobre qué tipo de relaciones busco. Y lo he hecho extensivo a todo tipo de relaciones, incluyendo amistades, familia, gente-a-la-que-veo-a-veces, etc. 

Por ahora el precio ha sido bastante alto, porque hay varias personas que eran importantes para mí a las que he alejado... De momento no he cerrado la puerta a nadie, y espero no tener que hacerlo, aunque si se da el caso aplicaré mi máxima de "lo importante son las personas, no las relaciones". Mejor que cada cual vaya por su lado que tratar de mantener una relación que solo nos hace daño... Y el balance no es tampoco tan malo, porque también he podido acercar a otras personas, y espero poder seguir en esa línea.

viernes, 3 de enero de 2014

Cuestionarse

La mosca cojonera cuenta que esto del poliamor o de las relaciones no-normativas puede ser más complicado de lo que parece de entrada (partes 1, 2 y 3). Creo que está bien tenerlo en cuenta, tomar decisiones pensándolas un poco y poder recordar las propias razones cuando las cosas se complican. Muy especialmente esto último, las cosas tarde o temprano se complicarán, así que más vale que sepas por qué lo haces. No es la primera vez que leo comentarios suyos en la misma línea...

Cuando escribí "soy bisexual" por primera vez en algún lugar de internet, alguien anónimamente me respondió que no siempre el camino más complicado es el bueno, es decir, sugiriendo que quizá me equivocaba, que quizá para mi era mejor un camino más fácil, es decir, que igual era yo hetero y estaba autoconvenciéndome de ser bisexual solo por complicarme la existencia. Según fue pasando el tiempo descubrí que es una reacción bastante habitual cuando alguien dice ser bisexual, pero no es este el tema.

Está muy bien preguntarse si estás siguiendo el camino que quieres. Está muy bien dudar. Lo que me gustaría es que se extendiera este hábito. Que cuando una persona dice o da a entender que es monógama, alguien le pregunte si está segura de que eso es lo que quiere ser. Que si alguien dice o da a entender que es hetero, automáticamente salte la pregunta, ¿pero ya te lo has pensado bien? Que a todas las personas cisgénero, al proclamar su género a los cuatro vientos, les hicieran la pregunta unánime ¿y cómo lo sabes?

Porque siempre somos lxs mismxs quienes tenemos que cuestionarnos. Porque ellxs nunca lo hacen. Porque lo difícil de ser no-hetero, no-cisgénero, no-monógamo* es ser minoría, es tener que ir contracorriente, es la inercia que siguen quienes no se cuestionan. Me gustaría que por lo menos una breve época en sus vidas tuvieran que planteárselo, sentir temblar sus cimientos, sentir el miedo, la falta de referentes, la necesidad de una comunidad de personas que hayan pasado por la misma experiencia. Me gustaría que por lo menos una vez en sus vidas, ellxs fueran lxs rarxs.


(*) Y tantas otras etiquetas asociadas a maneras de vivir no normativas. Que son muchas.