viernes, 28 de junio de 2013

Bifobia y LGTB

El otro día hablaba de cosas que me hacen querer declararme lesbiana. Hoy, cosas que hacen que no quiera usar esa etiqueta. Resumiendo: me niego a renegar de los hombres y los cuerpos masculinos. Si ese es el precio de ser aceptada entre lesbianas, yo no voy a pagarlo. Porque no hay ninguna necesidad, y quien crea que sí, no me esta aceptando en algo esencial de mi persona.

Ella* lo contó muy bien, es esta manía de creer que porque algo te guste mucho mucho, tienes que despreciar el resto de cosas que también puedan gustarte. Es como cuando llega la hora de los postres y tienes para elegir entre delicias varias, y sabes que no vas a ser capaz de comer más de una... Aunque en ese momento te quedes con una, ¿puedes no preguntarte cómo eran el resto? Yo no, y eso no me priva del placer casi orgásmico con el postre elegido. (Y ya dejo el ejemplo, que me está entrando hambre).

Esto es lo que pasa al hablar de sexo entre mujeres con otras mujeres que tienen sexo con mujeres. Si alguna de ellas también ha estado con hombres, automáticamente pasa a devaluar completamente el sexo con ellos. Y yo protesto. Protesto porque el sexo con una mujer puede ser maravilloso, pero es que con un hombre también. Y será distinto, no sigo que no. Pero distinto no significa peor.

Leo este artículo y, cosas raras mías, me da por pensar en el sexo con un hombre sin penetración. Porque el artículo no entra a valorarlo, pero del mismo planteamiento surge también esta pregunta: ¿sin con un hombre no hay penetración no es sexo, no es follar? ¿Son solo "preliminares"? Y pienso que para mí el concepto de "preliminares" ya no tiene sentido. Pienso que ahora me gustaría investigar mucho más sobre este tema, sexo sin penetración con un hombre. Investigar poniéndolo en práctica, se entiende. Es una de esas cosas que una no se la plantea, estar con un hombre = penetración. Y quizá no, y quizá también él quiere probar otras cosas. Y quizá él tampoco quiere la presión de "tener que estar a la altura".

Si me lo planteo tan tarde es por una razón sencilla, yo sí disfruto con la penetración. Es otra de esas cosas que se dicen con tanta frecuencia que casi llego a creérmela, dicen que si no hay estimulación continua del clítoris, no es posible el orgasmo. Y eso estoy segura de que es cierto para muchas mujeres, pero desde luego no para todas. Porque yo puedo tener unos orgasmos estupendos solo con penetración. Igual que puedo tenerlos sin ella, solo con otro tipo de prácticas. Y no veo porque debería extrañar esto... si muchas mujeres afirman haber tenido orgasmos incluso sin ningún tipo de estimulación genital. Primero proclaman que cada mujer es un mundo, y a continuación me dicen que no puedo sentir cosas que sí que siento.

El sexo hetero está hiper-representado. El sexo entre mujeres es lo opuesto, sigue teniendo algo de prohibido. Eso a veces se hace duro. Y precisamente por eso, cada vez que lo encuentro, sea en una representación sea en la realidad, me viene la sensación de placer secreto, que lo hace más especial. Seguramente por esto, por lo especial que es para mí el tema de las relaciones entre mujeres, me resulta tan triste que me excluyan.

El otro día me hablaban de una chica bisexual que había decidido salir solo con personas bisexuales. Esto es lo que pasa cuando no se trata la temática de la bisexualidad con un poco de atención y respeto. Que una acaba rebotada, harta de ser invisible o hasta de que la insulten. Y es que una lee un manifiesto como éste, y solo puede llegar a una conclusión: no quieren que esté con ellas. Aunque yo también esté harta de comportamientos lesbófobos, aunque a mí también me afecten, aunque a mí también me discriminen.

Mi gran suerte, hace ya bastantes años, fue ir a parar a Sin Vergüenza y no a cualquier otra asociación. Porque allí había activistas por la bisexualidad, y fue gracias a esas personas que pude sentirme cómoda siendo como soy. ¿Qué habría pasado de ir a una de tantas asociaciones donde las lesbianas menosprecian a las bisexuales? No hace falta imaginar mucho, porque he conocido a varias personas (hombres, mujeres y trans) a las que les ha pasado esto. La principal consecuencia es que se alarga mucho más el proceso de autoaceptación y que la persona se queda en una posición mucho más vulnerable. Si las asociaciones LGTB, que son las que en teoría deberían defenderte cuando nadie más lo hace, son las que te atacan, ¿a quien acudes? Puede que empieces a dar tumbos de un lugar a otro, buscando un espacio más propicio. Puede que seas una persona dura y te quedes a pelear para conseguir espacios para las personas bisexuales. Puede que intentes negarte a ti mismx y te metas en un nuevo armario... donde aguantes un tiempo, hasta que el cuerpo dice basta, porque negarse a unx mismx hiere en lo más profundo. Puede que intentes adaptarte sin hacer ninguna de las anteriores... y te encuentres con un rechazo brutal, incluso por parte de personas que decían que te amaban; puede que hasta lleguen a la agresión física.

Por todo esto, yo seguiré llevando orgullosamente la bandera bisexual. 


* Ella es lesbiana. No política, porque políticamente es casi bisexual, sino lesbiana de las que sienten cero atracción hacia los hombres. Es oírla hablar sobre bisexualidad y se me cae la baba; incluso más que cuando veo una persona que viene de lugares lejanos hablando en catalán. 

** En capítulos anteriores... Ya hablé una vez de bifobia. Y en otra ocasión dije que me estaba planteando usar la etiqueta de pansexual.

jueves, 27 de junio de 2013

Transfobia

Contexto: una charla sobre LGTB-fobia (homofobia, lesbofobia, transfobia, bifobia y otras fobias del mismo estilo), con varixs ponentes.

Una persona del público pregunta por los posibles problemas en la adopción o en la creación de familias. Empieza respondiendo una lesbiana. Luego un gay. Y luego salta la mujer transexual y dice que ella eso ni se lo plantea, que como socialmente se la considera una enferma, no tiene opción de adoptar, que como mucho se conformará con sobrinos, las hijas de un vecino, o con un perrito.

La gente ríe.

Algo me hace crack. Ni siquiera se lo preguntaban a ella. Ni siquiera nadie se lo plantea.

Lo de la T es tantísimo más grave, que hablar de LGB-fobia al lado de la transfobia es casi insultante.

martes, 25 de junio de 2013

De brujas y medicina

Otro artículo que me parece esencial: Nuestros coños y la precariedad de siempre. Cuando defendemos la sanidad pública, ¿queremos lo que teníamos? 

Cito un fragmento:
"Yo no quiero que me receten la píldora compulsivamente, cada vez que la regla se me viene cada 35 días en vez de 28, me sale un pelo en la punta de la nariz o me duelen los ovarios, en vez de decirme que me haga pajas, que me den masajes a la altura de los ovarios, que no vaya a currar, que pelos tiene todo el mundo y que lo raro de las reglas es que sean regulares."

lunes, 24 de junio de 2013

Ombliguismo

Cuando hablamos de utopías, siempre imaginamos mundos distintos, mundos futuros donde se ha llegado a puntos estables donde la gente puede vivir bien y ser feliz. Ante esto, una tiene la tentación de llevar la contraria y mirar al pasado. ¿Tan malo era? Cada vez veo más razones para pensar que esto que llamamos "civilización" no es más que la mayor de las mentiras, el logro de referencia para cualquier propaganda política. Aquí un artículo indispensable sobre etnocentrismo, o de por qué deberíamos bajarnos los humos colectivamente.

domingo, 23 de junio de 2013

Cascos

Tiene un nuevo "juguete". Es un mp3, de esos que ya parecen viejos, de la prehistoria. Para él es un juguete nuevo. Se pone los cascos y empieza a escuchar música. Está un rato así. Luego se me acerca y empieza a hablarme. Yo me quito mis propios cascos. Me dice que ahora ya está globalizado. Ríe. Dice que ahora tiene su música y se mete en su mundo y ya no habla con otras personas, ya no pregunta por los problemas de otras personas, así que ya no sale a la calle, ya no participa en una revolución.

Cambio de escenario. Ahora pongamos que alguien me pide dinero. Y yo se lo presto. Y pasa un cierto tiempo y no me lo devuelve. Así que yo me enfado. Me enfado porque es mi dinero.

¿Es mi dinero? ¿Por qué es mi dinero? Yo lo sé, es mi dinero porque las estructuras sociales están organizadas para que lo sea. Estructuras que yo considero injustas. Pero si me cuestionan que mi dinero es mío, me enfado.

¿Por qué no me devuelve mi dinero? ¿Se lo ha gastado en fiestas a las que no me ha invitado? ¿O se lo ha gastado en intentar sobrevivir? Pongamos que es lo segundo. Y hablemos de derechos. Mi derecho a recuperar mi dinero, su derecho a sobrevivir o a intentarlo. Planteado así es fácil, ¿no? Derechos Humanos. El derecho a sobrevivir es más importante.

¡Pero era mi dinero! ¡Lo necesito! ¡Cuento con él!

Yo soy muy de izquierdas. Yo creo en que lo importante son las necesidades, las de verdad. No la necesidad de saber que tengo un dinero en el banco, porque esa es una falsa necesidad, solo es un medio. Yo lo sé.

Yo lo sé, pero la gente de mi alrededor no. La gente que conozco es muy de izquierdas, pero se olvida de todo cuando lo que está en juego es la maldita zanahoria que tiene delante. Se exclaman y dicen ¡es mucho dinero! Yo pienso en formar bonitas comunidades cooperativas. Pero ahora dime, ¿con quien?

Aquí todo el mundo es muy de izquierdas. Pero ¿qué es lo que piden? ¿Un reparto justo? ¿Una sociedad realmente más igualitaria? ¿Algún cambio profundo? No, solo piden seguir igual. Porque no creen que haya realmente ningún problema con la vida que lleva la mayoría de gente en España, o en Cataluña, o en Barcelona. Se escandalizan cada vez que oyen una historia de violencia. Se escandalizan con la pobreza. Y dicen que eso no está bien. Pero ¿acaso está dispuesta toda esta gente a renunciar a algo? ¿Incluso si va a servir para mejorar?

Ahora podemos fustigarnos colectivamente. Aquí se lleva mucho esto. Nos fustigamos un rato, nos sentimos muy mal momentáneamente, y luego seguimos con lo mismo. Nos ponemos los cascos y seguimos escuchando música.

¿Sirve de algo sentirse mal? No, no tiene sentido. Lo que tiene sentido es cambiar de actitud.

Otro día escribo sobre temas más interesantes. Como por qué el problema energético solo puede abordarse desde una posición de poder. O por qué el feminismo es esencial para repensar el mundo. Y también tengo que hablar de Calibán y la bruja (pero para eso, primero tengo que acabarlo).

miércoles, 19 de junio de 2013

Esas pequeñas cosas...

Me dijo que me acercara con un gesto. Típico de "vamos a hablar de confidencias". A menudo este tipo de situaciones habían acabado con que me regalaba unas galletas de chocolate y me dijera lo guapa que era yo. Cosas de abuelas. Pero esa vez no. Esa vez le dio por preguntarme si estaba embarazada. Y cuando le dije que no, se enfadó. Y con la voz en alto, para que todo el mundo lo oyera, me preguntó si es que estábamos "averiados". Al parecer, que no tuviera hijxs para ella me situaba casi en la misma categoría moral que si le hubiera dicho que me dedicaba a la prostitución. Incluso por debajo de tener descendencia con un negro. Aunque supongo que aun hubiera sido peor que le dijera que iba a procrear con una mujer...

La excusa es fácil "estaba demente". Bueno, en el mejor de los casos, la edad solo hacía que dijera lo que pensaba. Como esa vez que hablábamos del piso en el que yo tenía una habitación y me preguntó por mis "compañerAs de piso". Y yo le dije que había un chico. Y soltó algo así como que cada noche tenía una para elegir... La siguiente vez que me preguntó por mis "compañerAs" no la corregí, me limité a un "muy bien" acompañado de una gran sonrisa.

Aquí dirás "cosas de abuelas". Y yo me acordaré de la vez que uno de mis primos, de mi edad, dijo que quería hacer recogida de firmas en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Y su madre lo apoyó. O me acordaré de esas veces en las que escuché comentarios a favor del "orgullo heterosexual" entre distintas personas de la misma familia. O de la vez que hablaban de "curar lesbianas" consiguiendo que les gustaran los hombres, como si así se les fuera a pasar lo de que les gustaran las mujeres.

Y por fin, reconoceré que me jodía un montón que me preguntaran por él cuando marchó por trabajo. Cada vez que me encontraba a alguien, en vez de preguntarme como estaba yo, me preguntaban como estaba él. Que cómo lo llevaba, que debía estar muy solo... Alguna persona llegó a regañarme diciendo que procurara que no se sintiera demasiado solo. Él. Siempre él.

Supongo que no se daban cuenta de lo contraproducente que era todo esto. Con cada una de estas, a mí solo me apetecía llevar una vida completamente lésbica.

lunes, 17 de junio de 2013

Hambre

AMT a menudo habla de las guerras del hambre (una de tantas predicciones catastróficas que podrían darse más pronto que tarde si no se toman medidas). Aquí, un buen artículo publicado en eldiario.es relacionado con este tema. Habla de las "revueltas del hambre". Y del hambre como consecuencia directa del capitalismo sin control. Creo que lo guardaré para darlo cada vez que alguien me diga "desde que se impuso el capitalismo vivimos mejor".

¿Que por qué no nos revolucionamos? Porque aun tenemos un maldito clavo ardiente al que agarrarnos.

Conozco a varias personas con graves problemas económicos. Para ninguna de esas personas lo más preocupante es la comida. Una habitación en Barcelona (zona cara dentro de España) puedes conseguirla por 250€ mensuales. La alimentación para el mismo tiempo puedes conseguirla por ¿unos 50€? Creo que menos aun si realmente es de subsistencia. Esto es una quinta parte del coste de una habitación. Es decir, el primer problema es la vivienda, no la comida. De momento el número de personas con problemas relacionados con la vivienda no para de aumentar. Se empieza a hablar de hambre... aunque por ahora solo en el sentido de "molestia" o posible causa de problemas de salud por mala alimentación.

Inevitablemente, pensamos que todo pasará y que volverán los "buenos tiempos", incluso aunque esos supuestos buenos tiempos no fueran tan buenos... Lo seguimos creyendo como un acto de fe. Es la lógica aplastante de "las cosas no pueden ir indefinidamente mal". Mucha gente habla de "cuando pase las crisis". No hay absolutamente ningún motivo racional para creer que va a existir ese momento. 

Cuando empezó la crisis recuerdo que tampoco me lo creía. Pensaba cosas como "la gente debería seguir gastando igual y solo así ya se arreglaría todo". Afortunadamente a la gente no le dio por hacer eso sino por empezar a ahorrar. Ahora la idea de que gastando más podemos ir a algún punto mejor me parece incluso peligrosa.

La sensación de incredulidad ahora la tengo con otras cosas. Incredulidad de que nos dejemos controlar como lo hacemos, por ejemplo. Incredulidad ante el reto energético que tenemos delante y del silencio que lo acompaña. Sobre todo eso, el silencio. Incredulidad por la poca importancia que se le dan a los cambios climáticos. Es como en una escena de violencia, tenemos tan poca costumbre con ella que no nos la creemos hasta tiempo más tarde. Quizá sobra el como.

domingo, 9 de junio de 2013

Fase creativa

Cuántas cosas sobre las que escribir.

Privacidad: qué contar y qué no contar. Ganas de escribir cosas demasiado íntimas sobre otras personas. Cosas que creo que merecen ser difundidas, pero que me dijeron en confianza. No puedo traicionar esa confianza. También, a veces, ganas de contar cosas sobre mi vida que supondrían exponerme demasiado a mí y a personas cercanas a mí. Dilemas, dilemas...

Qué quiero ser de mayor. Aun no lo sé. Dicen que tienes que hacer algo que te apasione. A mí me apasionan muchas cosas. Es como eso de que llega un momento en tu vida en que ves a la persona que va a ser tu gran amor y lo sabes. Ya, bueno, yo tengo muchos grandes amores, tanto en forma de personas como de temas a los que me gustaría dedicarme. ¿Cómo elegir? ¿Es indispensable hacerlo?

El caso 4F consigue salir en el telenoticias de mediodía de la televisión pública catalana. Cuando lo he visto me he puesto a llorar. (No he encontrado el vídeo colgado, pero supongo que lo estará en las próximas horas). También hablan del tema en eldiario.es.

Sexo, género... Sexo entendido en ambos sentidos. ¿Es misógino que un gay diga que le dan asco los coños? ¿Es misándrico que una lesbiana diga que le dan asco las pollas? ¿Es tránsfoba una persona bisexual a la que no le atraen las personas con cuerpos en tránsito? ¿Es transfilia que una persona pase a gustarte un poco más al saber que es trangénero o transexual? A mí me pasa con todas las personas LGTB+, al saber que lo son, ganan un minipunto.

Qué gustazo volver a ver Tomboy rodeada de personas LGTB+. Y acabar planteándome por enésima vez mi propio género. (Ahora pienso que escribir "qué gustazo plantearme mi género" igual suena un poco raro... pero cuando no tengo presiones tránfobas, así es como lo vivo yo). Esta vez he visto más claramente la lectura lésbica, pero incluso así, me sigue pareciendo muy trans todo, por todo el planteamiento sobre género que supone.

Y mucho mucho más. Supongo que esto es una fase creativa.

jueves, 6 de junio de 2013

Parodias

Hay cosas que es mejor no intentar parodiar. Es imposible. Por mucho que intentes exagerarlo para que quede claro que es una parodia, lo que hacen en realidad siempre lo acaba superando. Aplicable a demasiados temas...

Como ese gag del Polonia (programa de sátira de la televisión catalana) de finales de febrero. Y eso que no hablan de la indemnización en diferido de Cospedal.

lunes, 3 de junio de 2013

Libro (II)

He encontrado el libro que buscaba. Y por supuesto, es suyo, de mi adorada Ursula K. Le Guin. Se trata de "El relato". Cumple la mayoría de puntos que pedía bastante bien, con el añadido de tener su vertiente espiritual. Pero no como en "La isla" (de Huxley), que acaba resultando aburrido, sino de una forma más cercana, más humana.

Miro por la ventana y veo hojas intensamente verdes en los árboles y rayos de sol pasando entre ellas. Es un gesto que hago a menudo. Cada vez que lo hago me siento inmensamente rica.

De mis amigos, unos cuantos han leído la saga de Terramar (a mí me falta "En el otro viento"). Les he oído cosas como que Tehanu (uno de los libros que la componen) no existe, para dar a entender que es mucho peor que el resto. Pero para mí fue al revés. La mayoría de libros de Terramar, para mi gusto, están bien, son entretenidos y poco más. Pero Tehanu es distinto, es mejor, es mucho más profundo, mucho más interesante. Es demasiado bueno para los lectores de Terramar.

El relato también es un libro demasiado bueno. No se lo recomendaría a mis amigos lectores de fantasía. Pero sí a mis amigas lectoras de otro tipo de libros. Le Guin consigue que sus libros sean como los rayos de sol a través de las hojas primaverales de los árboles. Placeres sencillos.

sábado, 1 de junio de 2013

O'Malley

He estado viendo un reportaje sobre Grace O'Malley. Me ha recordado el estilo Greyjoy. No soy muy fan de Canción de Hielo y Fuego, pero posiblemente esa Casa en particular se inspirara en personas como ella. Me gustaría dar más datos del reportaje que he visto, porque el enfoque me ha gustado bastante, pero no encuentro la información que busco. Lo he visto dentro del programa Cronos de la televisión catalana, y allí está titulado como "Dones guerreres: Grace O'Malley, la reina pirata". Decepcionante que no se den más detalles... 

Este es el tipo de hitorias que me hubiera gustado que alguien me contara cuando era pequeña. Historias de mujeres fuertes, valientes e independientes.