miércoles, 8 de mayo de 2013

De fallos

Otro de los puntos interesantes de la ingeniería es el que se refiere al "factor humano", especialmente la parte de analizar los posibles fallos que pueden producirse y sus consecuencias. En ingeniería nunca se puede dar por supuesto que la gente actuará lo mejor posible. Escribo esto pensando en la economía, porque en economía hay muchas teorías que se basan en que las personas actuarán buscando su máximo provecho contrastando adecuadamente todas las opciones.

Analizando la economía como un sistema ingenieril, una de las cosas que habría que hacer es hacer un análisis de fallos. Es decir, pensar todas las cosas que podrían fallar en el sistema. Para esto, se usa la información histórica de fallos (en este caso podría pensarse en los distintos cracks históricos de la bolsa, que provocaron largas temporadas de decadencia capitalista), o bien, se plantean distintas hipótesis, ¿qué pasaría si...? A continuación, se analizan los efectos. Y los efectos se ordenan en función de la gravedad. Esta es la parte que me parece más importante, el tener en cuenta la gravedad de los posibles fallos, sean humanos, sean de mal funcionamiento, o tengan otro tipo de origen (por ejemplo, ¿qué pasaría si cayera un meteorito sobre una central nuclear?)

Si un fallo debido a causas accidentales, pero razonablemente previsibles, provocara daños humanos, se consideraría responsabilidad de lx ingenierx que lo ha diseñado. Por ejemplo, una nevera a la que se le rompa el circuito de refrigeración, por mucho que la rotura sea accidental o por un error humano, no puede provocar la intoxicación de las personas que tiene alrededor. Tampoco puede provocar problemas medioambientales graves. En caso de que pasara cualquiera de las dos cosas, lx ingenierx que firmó el proyecto podría  llegar a ser perseguidx por el derecho penal (luego que el sistema legal sea el mejor posible o no ya es otra historia). Un mal uso lo máximo que debería provocar es un mal funcionamiento o la destrucción del propio aparato. En caso de no ser posible tanta prevención, debe haber protocolos de seguridad. Por ejemplo, el número de atención telefónica que suele aparecer en los productos que pueden provocar una intoxicación accidental.

En economía no hay nada que se le parezca. Se persiguen los fraudes, claro. Pero un fraude requiere mala voluntad de entrada. No se pide que se prevea qué pasa si alguien firma algo que no debería haber firmado y se analice hasta qué punto serán graves las consecuencias para esa persona.

Cualquier sistema, sea del tipo que sea, debería tener en cuenta las limitaciones de los seres humanos. Y no para abusar de ellos.

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