lunes, 27 de mayo de 2013

Experimentando con el poliamor

Mientras mi mundo se va cayendo a pedazos... a mí solo me apetece pensar en revoluciones íntimas y personales. Supongo que algún día lamentaré esto, igual que ahora lamento tantas cosas.

Cogí un camino complicado. Quizá demasiado. Aprendí que la mejor manera de estudiar para un examen es enfrentarse directamente a exámenes de años anteriores, sin anestesia. Y lo aplico a todo. Y así me va, que si consigo pasar dos meses seguidos estando bien, ya es.

Miro atrás y no sé en qué momento me alejé tanto ideológicamente de mis amigos. En qué momento decidí medir mis palabras para evitar conflictos que no me llevaban a ninguna parte. Cuando empecé a pedirles solo afecto y distracción. Quizá desde siempre. AmigOs. Porque siempre son amigOs, no amigAs. Luego alguien dirá que mi problema es que odio a los hombres.

Poliamor. Qué idea tan bonita. Yo no quería poliamor, por lo menos, no hace un año, y tampoco antes. Yo quería estar con él. Dormir con él cada noche. Recorrer una y mil veces ese cuerpo que conocía tan bien. Me gustaba pensar que era monogamia consciente. Placeres sencillos para personas sencillas. Pero al parecer no éramos personas tan sencillas.

Un día en mi vida llegué (o empecé a llegar) a la conclusión de que me gustaban las mujeres. Y me pregunté muchas veces cómo no me había dado cuenta antes. Y un montón de cosas de mi historia empezaron a encajar.

Otro día, unos cuantos años más tarde, llegué a la conclusión de que para mí la monogamia tal y como se establece socialmente no tiene sentido. Y de nuevo, me pregunté cómo me había pasado tanto tiempo pensando que sí. Si en mi recuerdo las épocas de querer a una única persona son más la excepción que la norma.

La primera vez que me di cuenta de que estaba enamorada de dos personas a la vez fue durísimo. Toda la vida escuchando la misma historia, dos personas se conocen, se enamoran, y son felices para siempre. Y ya no necesitan a nadie más. Si una persona vive en pareja pero se enamora de otra, es que no era lo bastante feliz en su primera pareja. Que estaba por estar, es decir, por cobarde. Y si quieres a alguien, harás lo que sea por esa persona, cruzarás océanos a nado, escalarás las montañas más altas, y por supuesto, renunciarás a lo que sea que tengas que renunciar.

Pero cómo vas a renunciar a amar a una persona a la que también amas. Cómo se elige eso. No se puede. Traté de hacerlo, me di mil cabezazos para derribar ese muro, pero no funcionaba. Finalmente decidí decirle a la persona con la que tenía algo parecido a una relación que lo dejáramos. En un alarde de nobleza mal entendida. Necesitaba "aclarar mis sentimientos". Como si hubiera nada a aclarar. Las quería a las dos "más que a nada en el mundo". Bueno, no. La quería más a ella, pero me daba terror hacerle daño. Así que asumí que ella prefería que yo la dejara, sin preguntárselo ni nada. Para qué, si todo el mundo sabe que lo peor de lo peor es que te pongan los cuernos.

Hace unos meses volví a cagarla de manera parecida. Esta vez fue incluso más absurda que la primera. Después de eso me dije que nunca más. Nunca más seguir jugando a ser lo que no soy. Y nunca más pretender saber lo que otras personas esperan de mí.

En las últimas semanas he probado la otra cara. La de cornuda consciente. O la de amante, "la otra". No estoy muy segura de con qué tópico me identifico más. Ninguno de los dos tiene realmente sentido... Es una experiencia interesante. Dolorosa a ratos, a ratos no. De momento van dos momentos muy malos que luego se me han pasado como por arte de magia. Raro. La mayor parte del tiempo es bastante fácil en realidad. Creo que esto es lo que más me sorprende. Es raro que sea fácil oír hablar a la una de las personas que quieres sobre otra persona con la que mantiene una relación. Es raro que resulte natural.

No sé cuánto tiempo seguiré así. No sé si "se me pasará", como se supone que debía pasárseme eso de la atracción por otras mujeres. Es agotador que el ambiente sea tan hostil. Y por otra parte, está eso de que tengo otras cosas más importantes de las que ocuparme. Techo-comida-futuro. Y tal.

sábado, 25 de mayo de 2013

Tomboy

Finalmente he conseguido ver Tomboy, y tal y como me esperaba, me ha encantado. Me he identificado muchísimo con él/la protagonista (esto ya no me lo esperaba tanto). Definitivamente, me parece mucho más una peli trans que lésbica.

martes, 21 de mayo de 2013

Enlaces varios

Esta entrada es básicamente para auto-enlazarme dos artículos de este blog (del que no es la primera vez que escribo). Ambos son bastante extensos, por lo que he empezado a leerlos, pero me está costando. Ojalá pudiera dedicarles más tiempo.

Uno, sobre el futuro de la energía. Aparentemente, optimista. El autor, como otras veces, defiende que el principal problema es el oligopolio en el sector y la corrupción política.

El otro, sobre el futuro de la agricultura. Empieza hablando de la comida que se tira, luego hace un repaso histórico, y supongo que va añadiendo aquí y allá lo que cree que pasará, o lo que debería pasar para ir bien.

Ya que estamos, aquí otro artículo que leí hace tiempo y que pensé en enlazar pero luego no lo hice (creo, que últimamente me cuesta recordar qué he publicado y qué no). En este caso, se trata de una visión sobre lo sucedido en la actualidad como si se contara en los libros de historia de 2070. Mini-fragmento: "Ah, y no me digan que soy pesimista, que al menos pre-supongo que la humanidad sigue existiendo en el 2070, aunque al ritmo que vamos a veces lo dude ..."

Fidelidad histórica

Hace un rato he visto una peli ambientada en la prehistoria. Solo importaban los hombres, las mujeres eran propiedades y "premios", pero al parecer estaban muy contentas de serlo. La supervivencia se debía en buena medida de la competencia, aunque tenían el detalle de poner un par de frases bonitas a favor del trabajo cooperativo (si la humanidad hubiera tenido la mentalidad competitiva predominante en la actualidad en los países autodenominados "desarrollados", no hubiera sobrevivido ni el primer millar de años). Había telescopios. Aunque los negros eran más grandes y más fuertes (que según el principio de competitividad que se pretende que existía en la película, debería ser lo único importante), los blancos molaban más. De hecho, los blancos molaban más que los hombres de cualquier otra raza. Sobre qué mujeres molaban más no sabemos nada, por aquello de que se quedaban en sus casas (¿matriarcado en la antigüedad? ¡Tonterías!). La gente se enamoraba, por supuesto heterosexualmente, y se emparejaba de forma monógama, y se decían frases románticas que ni los poetas del renacimiento. Y se besaban. Concretamente, se besaban en los labios.

Creo que la moralina de la peli iba sobre la fraternidad entre los hombres o algo así...

domingo, 19 de mayo de 2013

De padres y fases

Yo debía tener unos seis o siete años. La profesora nos preguntó qué haríamos si nuestra madre no estuviera en casa para hacernos la cena. Yo le respondí algo que me parecía muy obvio: le pediría a mi padre que la hiciera. Creo que mi profesora se sorprendió un poco y me preguntó si mi padre hacía ese tipo de cosas alguna vez, y cuando le dije que sí, lo alabó. Qué suerte tenía yo de tener ese padre. Y me sentí orgullosa de él, claro. Al parecer, hacer la cena era algo que no todos los padres hacían. Creo que este fue uno de los momentos de mi infancia en el que más claramente descubrí que hay muchos padres en el mundo que en casa no hacen ninguna tarea. Así que aunque mi padre no colaboraba todo lo que debería haber colaborado, yo me sentía orgullosa de él por colaborar un poco.

Me costó bastante darme cuenta del machismo de mi padre. Más que del de mi madre, y eso que ella lo es bastante menos. Y algo parecido con la homofobia. Al no ser tan exagerada como la de otras personas, creí que no existía durante mucho tiempo.

Esta era una de mis reflexiones de hoy. Otra:

Erika Irusta en su camino rubí (entrando en la web también puede encontrarse su blog) a menudo habla de las cuatro mujeres. Dice que en cada mujer, por lo menos habitan cuatro, que se corresponden en el tiempo a las cuatro fases del ciclo menstrual. En un ciclo ideal de 28 días (que pocas mujeres tienen), cada fase correspondería aproximadamente a una semana.

Pienso que si estás en pareja con otra persona, a esa persona deberían gustarle tus cuatro mujeres. Esto más o menos también lo decía Erika. Si tú eres cuatro personas, no puedes rechazar ninguna de ellas, y tampoco puedes aceptar que una de tus parejas lo haga.

Si esto lo encaras desde el punto de vista heterosexual, es más o menos sencillo. Rechazas frontalmente que nadie te menosprecie por estar en una determinada fase del ciclo menstrual y ya está. Pero yo no soy heterosexual. Así que me ha dado por pensar qué pasaría si me gustara mucho una persona pero solo en una de sus fases. ¿Es posible que suceda eso? No tengo muy clara la respuesta y eso me inquieta.

viernes, 17 de mayo de 2013

Pilares

Pilares de la felicidad. Creo que ella empezó a hablarme de ellos. Porque alguien le había hablado de ellos. Y a mí me recordó a otra cosa parecida, que había leído mucho tiempo antes. O quizá la conversación fue de otra manera, qué más da. Los pilares son las cosas importantes en la vida: las amistades, la familia, los amores, las aficiones, los trabajos, los ritos... Para cada persona serán cosas distintas. Lo importante es que no es solo una cosa, sino que son varias.

A veces uno de los pilares falla, por ejemplo, la pérdida de un amor. O la pérdida de un trabajo remunerado. O cosas peores: la muerte de una persona querida. Es importante que los pilares sean varios porque en ese momento debes poder apoyarte en el resto.

Todo esto son cosas que sé y suelo tener presentes. Cuando siento que algo va mal, pienso en esos pilares, y pienso si me están aguantando como necesito. A continuación suelo hacer algunos cambios, pequeños, como por ejemplo, intentar intensificar algunas relaciones. O crear relaciones nuevas. O decido que el problema está más en la parte de trabajo y ocupaciones, y pienso maneras de arreglarlo.

Pero periódicamente varios de mis pilares son golpeados a la vez. Y entonces veo como mi mundo tiembla y se resquebraja. Siempre pienso lo mismo: qué pereza volver a caer.

jueves, 16 de mayo de 2013

T

En mi entorno hay una persona a la que le gusta especialmente hablar de cine. Hace unos años, tras su insistencia, decidí hacerle una lista con las pelis que consideraba indispensables. Todas tenían temática LGTB+. En general no me gusta pensar en "favoritos" (colores favoritos, números favoritos, etc.), pienso que no hay ninguna necesidad de elegir entre los distintos gustos, me pasa un poco como a Mafalda cuando le preguntan si quiere más a papá o a mamá. ¿Para qué? Hombres o mujeres, dulce o salado, rojo o azul, etc. Como si no pudiera gustarme todo a la vez. Pero bueno, si hoy tuviera que decir una peli "favorita", me quedaría con Breakfast on Pluto.

Luego diré que no me gustan los dramas. Esta es un drama sí, pero con matices (desde mi punto de vista). El principal: considero que es una peli optimista. Porque la vida puede ser una mierda, pero la actitud hace mucho.

Últimamente pienso mucho en las personas que conocí y que me encantaron y con las que no conseguí mantener el contacto. Pienso también en que hay muchas personas que me cuentan parte de su vida. Y luego desaparecen y yo me quedo con esas gotas de su existencia. Alguna vez pensé que debería escribir un libro con todas las salidas del armario que me han contado. Las buenas y las malas.

Una de estas personas que me encantaron y luego desaparecieron de mi vida fue una mujer transexual. En realidad entre esas personas que a veces recuerdo hay varias transexuales y transgénero, pero ahora quiero referirme a una en particular. Era una mujer de aspecto bastante sencillo, con un trato cercano, aparentemente tímida. Y aunque esto no le interese a nadie, también la encontraba muy guapa. Me contó varias anécdotas de su proceso de transformación.

Por ejemplo, antes de pasar por eso proceso, estuvo trabajando en una empresa, llamémosla empresa X. Durante el proceso, estuvo trabajando en otro lugar. Y después de la transformación, por cuestiones laborales, tenía que volver temporalmente a la empresa X. Tenía cierta inquietud por ver cómo la recibían, porque aunque muchas de las personas que habían estado trabajando con ella ya lo sabían, una cosa es saberlo y otra es tener a la persona delante... Y algunas de esas personas al parecer eran bastante conservadoras. Particularmente había una con la que había tenido una cierta amistad y que la inquietaba especialmente. Y cuando fue.... la otra se quedó completamente sorprendida. Y se alegró y la abrazó, y todo muy bonito. Más tarde le dijo que no se la esperaba así. Tan sencilla. Es decir, con tan poca pluma. A ella al principio le hizo gracia, pero luego me decía, "¿y qué hubiera pasado si yo hubiera sido una de esas transexuales tan espectaculares, con tantísima pluma?"

De nuevo, los privilegios. En este caso, el privilegio de poder pasar como mujer cisgénero. Y mujer que se ajusta a lo que se espera de una. Un privilegio al que no puedes renunciar sin dejar de ser tú. Y si dejas de ser tú, ¿de qué sirve ninguna lucha? Me identifiqué mucho con ella en este punto. Yo siempre fui la "buena chica".

Vuelvo a cambiar de tema. El otro día un amigo, que es profesor de colegio, me explicaba la discusión que había tenido con otro de los profesores. Era sobre el código de vestimenta. Mi amigo defendía que el código debía ser el mismo para ellas y para ellos. En realidad, todo venía por un tema "menor", el uso de pendientes, pero el otro profesor llegó a soltar: "¿y si mañana viene uno de los chicos con falda?". Mi amigo le hizo notar lo tránsfobo del comentario.

He conocido a varias personas que iniciaron su proceso de transformación después de conocernos. De entrada siempre es un poco chocante. A veces pienso que es por la manera como funciona el cerebro humano. Otras veces pienso que eso es una excusa. No sé. Con estas personas me sigue costando un esfuerzo consciente tratarlas con el género que toca (es decir, el género con el que más se identifican). Pero no me pasa con todas las personas transexuales y transgénero que conocí cuando ya habían hecho el proceso o parte del proceso.

lunes, 13 de mayo de 2013

...

Cuando sabes que algo malo se acerca, parece que por saberlo puedas conseguir que sea menos malo. Puedes jugar con fuego y creer que por saber que es fuego, no te va a quemar. O que la quemadura dolerá menos. También puedes ver que se acerca una tormenta y simplemente darle la espalda. Como si al tenerla a la espalda dejara de existir. Y luego sorprenderte al sentir la espalda mojada. Y el frío calando hasta los huesos. Hasta puedes llegar a jugar con la vida como si fuera un juego. Como si cada vez que tomas un camino que se hace especialmente duro, pudieras hacer un reset. O empezar una partida nueva. Puedes creer en la bondad del destino, del "todo pasa por algo", y que el Master de este universo no será tan perverso como para joderte tanto y no darte alguna opción de salvación.

Pero el fuego quema, la lluvia moja, no hay botón de reinicio, y si existe algún Master, es uno muy cabrón.

jueves, 9 de mayo de 2013

De embarazos y diversidades

Llevo días leyendo y pensando sobre el tema de la interrupción del embarazo en el supuesto de "malformación" (las comillas vienen porque considero que el concepto de malformación es subjetivo). La mayoría en el diario.es. Tenemos el artículo que escribió hace unos días Beatriz Gimeno, y un par más en el blog "De retrones y hombres" (a día de hoy este blog es lo que más me gusta de este periódico digital). En los comentarios de uno de ellos, hay el enlace a este otro. Creo que este último es el que más me gusta, quizá porque también es el más largo y detallado, así que lo recomiendo especialmente.

Tal y como se comenta, se trata de Derechos Humanos. Y como decía, o estás con ellos, o no lo estás. Y si crees que todos los seres humanos son iguales en el derecho a vivir, no puedes incluir supuestos distintos en su acceso a la vida, porque eso significa considerar que no todas las personas son igual de importantes (entre las personas ya nacidas, no en los fetos). Algunas reflexiones que me gustan especialmente:

- Si se puede abortar a las 22 semanas por "malformación", ¿por qué no se puede hacer libremente en cualquier otro caso?
- ¿Qué pensaríamos si en la India se permitiera el aborto en cualquier supuesto hasta las 10 semanas pero hubiera la posibilidad de abortar hasta la semana 16 en caso de detectar que el feto es de sexo femenino?
- No se puede presuponer el deseo de vivir (o la ausencia de él) de otra persona, sean cuales sean sus circunstancias.
- La decisión de interrumpir el embarazo es moral, no médica. No se debe pedir a la medicina que tome decisiones que no le corresponden. 

Creo que se debería alargar la posibilidad de interrumpir el embarazo, por lo menos, hasta esas 22 semanas. En total libertad. Creo que no es necesario que lo ponga en la ley para que una mujer que sabe que quiere abortar desde un principio decida hacerlo lo más pronto posible. Me parece bastante intuitivo que cuanto antes se haga, más fácil será el proceso médico y la posterior recuperación (física).

Por cierto, sobre el tema de la interrupción del embarazo en general, me parece importante cargarnos el mito del trauma emocional que supone en toda mujer. Sobre el tema genérico, otro artículo de Beatriz Gimeno, en este caso en Pikara.

miércoles, 8 de mayo de 2013

De fallos

Otro de los puntos interesantes de la ingeniería es el que se refiere al "factor humano", especialmente la parte de analizar los posibles fallos que pueden producirse y sus consecuencias. En ingeniería nunca se puede dar por supuesto que la gente actuará lo mejor posible. Escribo esto pensando en la economía, porque en economía hay muchas teorías que se basan en que las personas actuarán buscando su máximo provecho contrastando adecuadamente todas las opciones.

Analizando la economía como un sistema ingenieril, una de las cosas que habría que hacer es hacer un análisis de fallos. Es decir, pensar todas las cosas que podrían fallar en el sistema. Para esto, se usa la información histórica de fallos (en este caso podría pensarse en los distintos cracks históricos de la bolsa, que provocaron largas temporadas de decadencia capitalista), o bien, se plantean distintas hipótesis, ¿qué pasaría si...? A continuación, se analizan los efectos. Y los efectos se ordenan en función de la gravedad. Esta es la parte que me parece más importante, el tener en cuenta la gravedad de los posibles fallos, sean humanos, sean de mal funcionamiento, o tengan otro tipo de origen (por ejemplo, ¿qué pasaría si cayera un meteorito sobre una central nuclear?)

Si un fallo debido a causas accidentales, pero razonablemente previsibles, provocara daños humanos, se consideraría responsabilidad de lx ingenierx que lo ha diseñado. Por ejemplo, una nevera a la que se le rompa el circuito de refrigeración, por mucho que la rotura sea accidental o por un error humano, no puede provocar la intoxicación de las personas que tiene alrededor. Tampoco puede provocar problemas medioambientales graves. En caso de que pasara cualquiera de las dos cosas, lx ingenierx que firmó el proyecto podría  llegar a ser perseguidx por el derecho penal (luego que el sistema legal sea el mejor posible o no ya es otra historia). Un mal uso lo máximo que debería provocar es un mal funcionamiento o la destrucción del propio aparato. En caso de no ser posible tanta prevención, debe haber protocolos de seguridad. Por ejemplo, el número de atención telefónica que suele aparecer en los productos que pueden provocar una intoxicación accidental.

En economía no hay nada que se le parezca. Se persiguen los fraudes, claro. Pero un fraude requiere mala voluntad de entrada. No se pide que se prevea qué pasa si alguien firma algo que no debería haber firmado y se analice hasta qué punto serán graves las consecuencias para esa persona.

Cualquier sistema, sea del tipo que sea, debería tener en cuenta las limitaciones de los seres humanos. Y no para abusar de ellos.

lunes, 6 de mayo de 2013

Insultar

Tengo que aprender a insultar. Necesito saber insultar sin faltar a todas las personas a las que no quiero faltar. No quiero hablar de "tontos" ni "estúpidos". No quiero hablar de "hijos de puta". No quiero volver a decir "no soy tan lista", como si ser lista fuera mejor que no serlo. Y quizá sí, quizá sí, quizá me preocupo demasiado por personas a les que yo no les importaría una mierda. Pero así soy, y no, no quiero rechazarme a mí misma. Hay algo llamado Derechos Humanos, y si no estás con ellos, estás contra ellos. No aceptan matices. Y si estás con, eso incluye a todos los seres humanos, sin excepción.

Me da mucho mucho mucho asco leer un comentario pretendidamente feminista llamando "frikis y retarded" a los acosadores. Cuántas veces hay que oír o leer este tipo de cosas. Contra machistas, homófobos, racistas... Incluso, por increíble que parezca, también cuando se trata de apoyar a personas con diversidad funcional.

Subsistemas

Pensamiento racional. Ante un problema complejo, ¿por donde empezar? Siempre por la parte más sencilla, lo más evidente. Es la estrategia número uno. Sirve para desenmarañar un nudo y sirve para jugar al buscaminas. En realidad no soy tan lista, me lo digo a menudo. Solo voy por orden, priorizo. Saber priorizar es la esencia. Puedes perder mucho tiempo tratando de desligar la parte más compleja, pero son las pequeñas cosas las que realmente suponen una traba. Empezado por ellas, la parte compleja también se simplifica y hasta los problemas más grandes se convierten en pequeños y diminutos. Todos los sistemas técnicos siguen este principio. Todos se subdividen en pequeños subsistemas, que a su vez se subdividen en otros subsistemas, hasta llegar a los principios básicos de la física. Todos los sistemas, por complejos que parezcan, se basan en las mismas cuatro ideas básicas.

En realidad estudiar esta carrera tuvo sus cosas buenas, aunque llegara a odiarla. Como eso de que "todo son modelos; algunos son útiles". No necesitamos verdades absolutas. No necesitamos creer en una realidad única y absoluta. Solo aplicar modelos útiles. Aproximaciones útiles. Ese pragmatismo me encanta.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Miedo

Hace unos días escribí esto: 

"Una aprende a vivir con el miedo. Una asume que, llegado el momento, será horrible, pero luego pasará. Y lo sobrevivirá, o no. Y si es que no, tampoco habrá de qué preocuparse. Y si es que sí, de un modo u otro lo sobrellevará. Una aprende a vivir con el miedo, y eso no hace que el miedo desaparezca, pero por lo menos se hace un poco más soportable seguir."

Hoy pienso en cómo mierdas se sigue cuando el miedo te supera, las circunstancias te superan, cuando este dolor en el pecho se convierte en cotidiano. Me la sé, "centrarse en lo inmediato". Pero llega un momento en que ya no puedes hacerlo, porque lo inmediato es dormir, y entonces, sencillamente, no puedes. Y todo lo que has evitado pensar el resto del día, jugando al escondite contigo misma, te ataca de golpe.

La mayoría de mis miedos no tienen ninguna solución, lo único que puedo hacer con ellos es tratar de no mirarlos de frente. Pero a veces se plantan y no dejan más opción. Pienso en el concepto de BAU, pienso en lo que suele decir AMT, que esta crisis no terminará nunca. Ni siquiera sé si quiero que se equivoque. Pienso en Bangladesh, pienso en Somalia, ¿qué prefieres?. Pienso que me dijeron que el futuro es el carbón... desde entonces que tiemblo cada vez que lo recuerdo. Pienso que cada vez que oigo una alternativa desde gente de izquierdas, suele ser con la idea de volver a "impulsar el crecimiento". Pienso en soluciones tipo reducir la jornada, que sí, que estarían bien... si no tuviéramos una dependencia del petróleo que nos está matando lentamente.

BAU. Es el paradigma en el que aun vivimos. Paradigma que está en crisis, pero que sigue estando, y para el que no hay una alternativa firme. Eso también da miedo. Alternativas hay muchas posibles, que la que finalmente ocurra sea una de las buenas no es nada evidente. BAU es nuestro paradigma, y mientras sigamos en él se supone que una debe poder ganar un sueldo, y con el sueldo debe pagar sus necesidades vitales. Así funciona, y joder qué difícil es intentar adaptarse a un paradigma en decadencia. Pero hay que hacerlo, claro. Porque las necesidades por cubrir son las vitales. Y ni siquiera hablo (solo) de las mías.

Creo que con esto aun podría. Me viene faltando algo de determinación, pero por lo menos veo un camino, dentro del BAU, para ir sobreviviendo durante unos meses (ya no aspiro a más). Y porque sé que, aunque las alternativas son tristes, porque significan apoyarse en cualquier mano tendida, por lo menos existen. De momento.

Pero no, esto no es todo. Se suman un montón de miedos personales. Todas las inseguridades de las que no he conseguido curarme. Y estas son las peores. Las que teóricamente son "miedos burgueses", de chicas blancas con demasiado tiempo libre, esas son las peores. Esas son las que me paralizan y consiguen que me resulte casi imposible ponerme con el resto.