miércoles, 20 de marzo de 2013

Estética

Si tuviera un trabajo remunerado no sé cómo lo haría. Si ahora ya soy incapaz de hacer todo lo que me gustaría... Pero hoy no quería escribir sobre tiempo, sino sobre estética y recursos.

Para situarnos, ya he comentado algunas veces que tenemos un problema grave de recursos a nivel mundial. Un problema que no es técnico, sino que es artificial y viene generado por el Sistema mismo.
También he comentado alguna vez que cada día me obsesiona más este tema y que intento tomar medidas en mi vida diaria. Por ejemplo, intento comprar alimentos de proximidad, aunque me cuesta, porque una tiene sus vicios y sus costumbres y renunciar a ellas no es fácil. A otro nivel, hace tiempo que no me compro ropa. Creo que desde la última vez ya ha pasado año y medio. Desde entonces creo que he recibido algunos pantalones, y quizá alguna otra prenda, de donativos (siempre de personas que conozco). En el tema de la ropa, hace un par de meses vi que en algunos lugares de Barcelona ya se practica el intercambio de prendas (algo parecido a lo que cuentan en Pikara) sin mediación de dinero y sin que sea un trueque (puedes llevarte ropa sin poner nada). Pero me sigue fallando lo esencial: poder conseguir ropa nueva y de proximidad. Digo esencial, porque creo que tarde o temprano va a ser necesario volver a ese punto, generar todo lo que necesitemos en las cercanías, y solo usar el comercio entre lugares lejanos de forma complementaria.

La ropa ya es algo estético. Y tiene efectos en mi aspecto. Ahora por ejemplo no tengo pantalones más o menos "elegantes" y que puedan llevarse en invierno.

Luego hay otros temas. Como la depilación. Tema con el que he tenido muchas dudas desde que llegué a una edad en la que "las chicas" empiezan a depilarse. La primera vez que yo lo hice tenía 15 años y la mujer que lo hacía (era uno de tantos lugares donde se depila con cera) se escandalizó de que no lo hubiera hecho antes. Supongo que "la edad" oficial es a los 13 años o así... En cualquier caso, desde entonces no he repetido mucho. Por suerte o por desgracia (ahora creo que lo primero, aunque durante muchos años no lo tuve tan claro), me tocó una madre bastante peculiar, y si quería depilarme realmente tenía que salir de mí.

El precio de depilarme más bien poco fue que me acostumbré a llevar pantalones largos todo el año (algo que no lamento mucho, porque hay pantalones largos mucho más frescos y agradables que los cortos, y la posibilidad de ponerme de faldas ni me la planteo), y dejar de ir a piscinas y playa. Esto último no me gusta tanto. Periódicamente me he planteado depilarme de otras maneras. Como con láser, o como con cuchillas. Las últimas veces opté por éstas. A parte del inconveniente de que también irritan la piel, de que el efecto dura poco, y de que en seguida se notan (al tacto) los pelos duros volviendo a crecer, me supone varios problemas éticos.

¿Cuantas cuchillas se fabrican al año? ¿Cuantos recursos consumen? ¿Qué se hace con los residuos que generan? Son preguntas que no puedo olvidar. Me pasa algo parecido con la opción láser (no solo es la energía consumida en ese momento, es toda la energía necesaria para llegar a fabricar ese láser).

Y por otra parte, si a mí me gustan mis piernas sin depilar (como es el caso), ¿por qué debería depilarlas? Realmente mi única razón sería evitar toda la presión social ejercida para que hagamos este tipo de cosas. A veces, cuando se me va un poco, pienso que algún día los seres humanos que habiten en la tierra nos odiarán profundamente por este tipo de cosas. "Si, hijx, gasté todos los recursos que te tocaban a ti y no a mí, pero es que... ¡no quería que me miraran mal por la calle!" (Lo sé, no es solo mirar mal, es mucho más...)

Tengo a toda mi familia convencida de que odio la playa y las piscinas, cuando realmente me encantan. No quiero renunciar a mi ética anti-depilación, pero tampoco consigo superar mi miedo al rechazo (por ahora).

Siguiendo con la estética, creo que deben distinguirse las prácticas que van asociadas a un consumo absurdo y totalmente insostenible y las prácticas que no lo son. Por ejemplo, la depilación facial realizada con pinzas es perfectamente sostenible. El corte de pelo, también (desde que empecé a cortarme el pelo a mí misma, mi calidad de vida ganó mucho, aunque parezca que deba ser al revés). 

En un lugar parecido pero distinto están todas las cosas que se generan relacionadas con la higiene personal. Como el cepillo de dientes, que teóricamente debe reemplazarse cada pocos meses. ¿Donde van todos esos cepillos? Y otros complementos, como mis gafas. Las necesito, pero no estoy muy segura de que su industria pueda ser sostenible. Y si un día dejamos de usar petróleo, ¿podremos seguir haciendo zapatos y zapatillas que permitan andar sin perjudicar la espalda?

Todo esto me lo planteo porque creo que el mundo que queremos debemos ponerlo en práctica desde ya, y estos son algunos de los puntos relacionados con el día a día que veo de difícil solución. En muchos aspectos de la vida veo maneras alternativas de hacer las cosas, y veo que es posible hacerlo ya (aunque no es fácil), pero sigo sin ver una solución completa. Sigue habiendo muchos huecos aun. Y hoy he dejado de lado el más importante: la salud. Tema que da para mucho y que supone toda una problemática ética muy compleja.

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